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Fᴀɴᴛᴀsɪ́ᴀ Osᴄᴜʀᴀ | Sᴏʙʀᴇɴᴀᴛᴜʀᴀʟ | Cʏʙᴇʀᴘᴜɴᴋ/Gᴏᴛʜ | +18 (sᴇʟᴇᴄᴛɪᴠᴏ)
About Me Notes
About Me

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[code]Date Seiji — 伊達 清慈[/code]

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Nombre: Date Seiji
Alias: Karasu
Nacionalidad: Japonés
Edad Aparente: 28 años
Estatura: 1,83
Peso: 79 kg

Raza: Humano (no-vivo)
Conducta: Vigilante
Naturaleza: Protector



[med]Breve biografía[/med]

“La gente creía que cuando alguien muere, un cuervo se llevaba su alma a la tierra de los muertos, pero a veces, algo malo ocurre, y acarrea una gran tristeza, y el alma no puede descansar en paz. Y a veces, solo a veces, el cuervo puede traer de vuelta el alma para enmendar el mal.”


Date Seiji, conocido actualmente como Karasu, fue el primero de los hombres de la vigésima generación de la familia Date, descendencia directa del clan samurái del mismo nombre. Murió, junto a toda su familia, en un ajuste de cuentas con la mafia local de Tokio, el clan Yamaguchi.

Despojados del honor por el que siempre se caracterizaron, el ancestro divino del clan Date, Tengu Karasu, trajo de vuelta el espíritu de Seiji, quién noche a noche libra su venganza contra los criminales de la ciudad, buscando restituir el honor de su clan.



[med]Poderes[/med]

「“Así que eres tú… El vengador, el asesino de asesinos”」


Fuerza Sobrehumana
「Descripción en proceso」
Resistencia Sobrehumana
「Descripción en proceso」
Durabilidad Sobrehumana
「Descripción en proceso」
Velocidad Sobrehumana
「Descripción en proceso」
Agilidad Sobrehumana
「Descripción en proceso」
Reflejos Sobrehumanos
「Descripción en proceso」
Factor de Curación
「Descripción en proceso」
Conciencia Sobrenatural
「Descripción en proceso」
Percepción del Pecado
「Descripción en proceso」
Toque de Penitencia
「Descripción en proceso」
Telepatía Táctil
「Descripción en proceso」




[med]Habilidades[/med]

「“Todos están muertos, solo que no lo saben”」


Shin Kakuto Jitsu
「Descripción en proceso」
Hyoho Niten Ichi Ryu
「Descripción en proceso」

"Soy un hombre que vivió, murió y sigue vivo"


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Prologo


[med]Las noches son peligrosas...[/med]

Una mujer sola camina por la calle, vive en un lado de la ciudad que ella cree segura. Camina con la falda ligeramente subida, y no se da cuenta que la observan. Él que la persigue no es un tonto, sabe cuidar su distancia, se esconde entre los autos y las sombras. Sincroniza sus pasos con los de ella, para que su victima no se de cuenta.

El corredor de un callejón le brinda el escenario que estaba esperando. Él aceleró sus pasos, lo suficiente para que ella se percate, pero es demasiado tarde. Cuando ella voltea una mano le tapa la boca, y aprieta con tanta fuerza sus mejillas que no es ni capaz de usar los dientes. Un golpe seco se escucha en el callejón, y de repente se da cuenta de que está en el piso con un ojo doliéndole.

Ella intenta gritar, pero el frío metal de una navaja le acaricia el cuello mientras una voz le susurra de cerca: —Sin gritos o te rebano—, comprende la amenaza y se calla.

Tiene a un hombre encima de ella, y no sabe porque, pero solloza porque temo lo peor. Él disfruta al darse cuenta de que la mujer no trae bragas bajo la falda, ha vuelto más fácil su tarea. La obliga a abrir las piernas, y mientras intenta abrirse el pantalón le hace un pequeño corte en la cara; para que sepa que si grita todo se acaba.

Ella balbucea algo, al inicio no le importa, pero luego la curiosidad le puede, y se acerca para escuchar.

"—¿Quién eres tú? ¿Por que a mí?"

Él se ríe, o mejor dicho, escupe una risotada burlona mientras le presiona media cara contra el suelo.

—"Quién sabe".

No hay razón, es un depredador del momento, y ella se cruzó en su camino. Ella forcejea, patalea, pero todo parece inútil.

Y es inútil hasta que:

—"...Quién sabe..."

Dice una voz carrasposa en un eco reverberante que rebota a través de la calle. Él se detiene, ella se queda helada, es muy evidente que los dos se han asustado.

—"¡QUIÉN SABE!"

Está vez es un grito, y un aire helado azota el callejón con la suficiente fuerza que hace vibrar los alambrados y las rejas. Un sudor frío le crespa los cabellos de la nuca al depredador sexual.

Entonces un graznido se escucha, y la mujer y el hombre ven la sombra de un cuervo que ha pasado justo por encima de ellos, tan cerca que han sentido el revoloteo de sus alas. El ave se posa en el filo de la pared que cierra el camino al otro lado del callejón. Sus ojos ardientes estremecen al hombre, que empuña con más fuerza su navaja.

—...."La noche lo sabe"...

De nuevo la voz, está vez más tranquila, más burlona. Él sabe que hay algo ahí, se olvida de la mujer para hacerle frente, con su cuchillo temblando al igual que su puño. Ya no se siente tan valiente.

—"¿Quién coj..."

Ni siquiera termina la frase, siente un golpe seco en la cara que pone el callejón de cabeza. Yace tirado, algo o alguien lo ha derribado. Su instinto de supervivencia lo hace girarse, y se levanta tropezando, apoyándose de la pared. La mandíbula le duele, y tiene algo duro en la lengua.

Escupe, para darse cuenta que ha perdido dos dientes.

—"¿QUIÉN DEM..."

Nuevamente no termina la frase. Su amenazante navaja no le sirve de nada, el segundo ataque a venido de atrás, y es más conclusivo que el primero. La nuca le arde, y cae de cara al piso rompiéndose la nariz.

—"....Hnngh...—

Ni siquiera es capaz de gritar, siente que se ahoga en su propia sangre, y cuando levanta el rostro al fin lo puede ver. A la luz de la luna fantasmal, el espíritu al que todos los criminales de la ciudad llaman Karasu (Cuervo).

—"Todo hombre tiene un demonio que no descansara hasta encontrarlo"

Es lo ultimo que le dice el vigilante. Se le ve desenfundar una kodachi de su espalda; escondida bajo la chaqueta, y con un golpe brillante que deja una estela plateada dibujada en el aire, le corta la cabeza al criminal.

La mujer que ha sido salpicada con la lluvia de sangre grita de pavor, y las luces de las casas cercanas empiezan a encenderse. Él se da la media vuelta y la deja, no sin antes escucharse el graznido del cuervo por ultima vez. Sabe que la policía llegará pronto y prefiere evitar un confrontamiento.

Y entonces se fue, ya fuese corriendo, o volando, o simplemente caminando, no importa, solamente desapareció. Mañana por la mañana todos los diarios sensacionalistas de Tokio hablaran de como el vengativo espíritu del cuervo volvió a salvar a otro inocente.