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Juro que te cortaré la verga por ésto...
 
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**El muchacho se sobre salta a el tono impaciente del conde, al responder a sus preguntas. Sin embargo, cuando escucha lo siguiente; una posibilidad tan sólo pasa por su mente...
¡Claro! No lo entregará sucio de vuelta. Éso significa que terminará por negarlo y entregarlo posteriormente a "Lady Eris".
Ella amenazó con desollarlo si algo así ocurriese.** Si... **Musita el azabache en respuesta a la petición del conde. Saliendo de aquella habitación para acatar la orden de limpieza de su propia sangre.
¿Qué más da si ha llegado el fin de su vida?**
Limpiarte la maldita sangre. —Se noto impaciente.— Lo último que quiero es que ella te vea sucio.

—Dejó de mirarlo, entonces, cambiando el semblante por completo al escucharlo, al poder discernir solo con el tono de sus palabras; exhaló, sintiendose genuinamente extasiado de pronto.— Dormirás en el calabozo, si, si no eres capaz de acatar mi orden. —Pero hubo en su voz ahora un tono insistente, de quién no puede contenerse de pronto.—
¿Cuál de todas las peticiones...? **Musita la inquisitiva de manera seria.
No le importan las palabras, ni lo que le diga a aquella bruja que lo entregó como mercancía; ni que lo desollen, o que en ése momento el conde lo lastime hasta dejarlo inconscientemente.
Nada de eso le importa. ¿Que más puede pedir una cáscara vacía como él?**
¿Ponerme a gatas.. ? ¿Darte el trasero...? ¿Limpiar tu alfombra...? ¿Qué, de todas las peticiones...? ¿Dormir en el calabozo...? **Ciertamente prefiere en ésos momentos lo último. Al menos así estaría solo.**
¿Que te ha impulsado a ofrecerte a mi de esa manera? ¿Realmente crees que voy a dejarte libre por algo que tú hagas?

—Abrió la puerta en ese momento, dando un paso en reversa para que pudiera salir. Se había desabotonado la camisa en los momentos que se dirigía a ésta, dejando su pecho libre, siendo claro que no iba a a ser él quien saldría en primer lugar.— Veamos cuánto tiempo duras entre mis manos... Creo que tendré una charla con Lady Eris acerca de ti. Ahora, ve a hacer lo que te pido, y quizá, solo quizá, no seré tan miserable contigo está vez.
pero también en sus ojos hay cierta desolación y pérdida. Se encuentran gélidos e inexpresivos.**
**"Cállate". Quiere decírselo, gritarselo si es posible. Propinarle puñetazos en su arrogante cara. Sin embargo éso no cambiará lo que ya sabe desde niño; pero se niega a aceptar.
¿Por necedad? Posiblemente. Aún así llegó el momento de por fin aceptar que jamás tendrá lo anhelado.**
De alguna manera te pagaré... pero no como piensas... **Replica con cierta frialdad; para voltear hacia él, aún con la cabeza gacha.**
Puedo desaparecer a tus enemigos, de maneras que no tendrás que desperdiciar a cualquier otro hombre... o hacerle ganar en oro el desaparecer a los enemigos de alguien más... y siempre regresaré a tí; pero no de la forma que estás pensando yo deseo. Nunca lo he deseado... **La mentira, apoyada con la verdad es lo mejor para hacerla sonar verdadera y no hay vuelta atrás.** Si en algún caso fuese capturado, te doy mi palabra que, ni torturandome, ni cortándome en pedazos, saldrá tu nombre implicado... **Finalmente es que se atreve a mirarlo. Ahora con cierta decisión si, pe
¿Oro? ¿Quien ha pagado con oro?

—Le dejo hacer lo que deseara en ese momento, solamente deleitándose de aquella emoción que el joven emanaba tras las palabras dichas. En efecto, no lo había poseído de forma sexual, no aún al menos, no porque no lo deseara, sino que le gustaba primero "fermentar" esos cuerpos con el desprecio a ellos mismos, más que nada en los varones.—

Lo que pagué por ti, será imposible que tú lo puedas siquiera igualar, pequeña bestia. No puedes hacer más que regresar una y otra vez, hasta que te des por satisfecho tu mismo... Pero, descuida, ya tengo algo especial para ti...
aposentos; aún rehuyendo la mirada.**
**En cuanto lo suelta, por un momento siente alivio de que lo haga; pues se libera del peso, los golpes, y por fin puede incorporarse.
Sin embargo, ante todas esas palabras y el tono de las mismas; el que el mayor le dé la espalda de aquella manera. Lo siente como una horrible punzada en el pecho y un vacío en el estómago.
Es la mención de una nueva "adquisición", lo que obliga al azabache a agachar la cabeza; no por sumisión, sino para ocultar su rostro de él también.
No desea que lo vea. No sabe porque siente éso; pero está ahí. Y no quiere que el conde lo vea.
De manera enérgica, toma sus pantalones para colocarselos de vuelta y se levanta descalzo sobre la alfombra.
Con la cabeza gacha camina hacia la puerta en un hermético silencio. Para después; musitar con un tono más duro de lo que pretende. Aunque la intención es que saliese irónico.** Que manera de desperdiciar oro... te pagaré la maldita compra y luego me largare de aquí... **Dicho aquello, se dispone a salir de sus apo
—Frunció el ceño considerablemente al escucharlo a hablar. Acto y seguido lo soltó, como si no hubiera sucedido nada de lo anterior, dándole la espalda unos momentos.—

¿Realmente piensas que te toco de esa forma mientras estas inconsciente? —Soltó una leve risa, insípida, mientras se acomodaba sus prendas un poco de manera ostentosa.— No te confundas, tu cuerpo no me llama para introducirme en él. —Se había movido un tanto más, ocultando toda facción de su rostro y gesto.— No creas que has podido ver a través de mi. —Sonrió con cierta malicia, mirándole por sobre el hombro.— Ha llegado a mi una verdadera preciosidad que me deleita con solo mirarla... Así que no te confundas.

—Se dirigió hacia la puerta, sin preocuparse por un ataque. Sus deseos estaban lejos de sus acciones, era muy claro para él.— Limpiate la sangre. No quiero manchas en mi tapete.

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