¿Ah...? **Comienza a inquirir con incredulidad y, aún con el tormento que le estuvo dando el mayor, cierta burla.
Pero es el cuchillo a escasos centímetros de su virilidad lo que lo hace desistir.
Si antes se mostró retador, sardonico y reacio a pesar de la tortura; un gemido ahogado de terror es proferido por el chico. Se mantiene a la expectativa, impotente de poder realizar algún movimiento o seguir con aquella actitud impertinente.
Un escalofrío recorre su columna vertebral, dejándolo petrificado ante el hecho de la amenaza de mutilación.
Contiene, pese a su miedo, y forzando su voluntad a mayor de lo que ha sido capaz; el llanto, los gritos o súplicas de desespero.
Con la mirada desviada, en shock, y el rostro tenso en una mueca de dureza, apretando los dientes al punto de casi dañarlos. Sin decir nada.**