Leyó el lenguaje corporal de aquel lobo cuando le enseño su dibujo, arrebatando de Cotton una sonrisa, era como si entendiera al mirar a través de las ventadas de su alma [sus ojos] el interés que nacía, ya en ella no quedaba rastro de el miedo que llego a sentir cuando cruzaron miradas, pues como un manantial claro fluía de manera clama.

Acomodándose nuevamente en su lugar, sintió el lametón en su mejilla ocasionando que riera por las cosquillas para sin dudarlo imitar la misma acción jugando con aquel lobo; por supuesto, ya estando sentada el que se enroscara a sus pies evito que el frio llegara hasta ella, siendo un dato curioso que de por si era ignorado dado apenas se conocían era que Cotton llama hermanos a los insectos con los que vive en el laboratorio de sus padres, como el hecho que al ser insecto siempre estaban a su lado, quitando eso, y curioseando a aquel gran lobo se atrevió a introducir los colores en su pelaje para poder tomarlos luego.