Leyó el lenguaje corporal de aquel lobo cuando le enseño su dibujo, arrebatando de Cotton una sonrisa, era como si entendiera al mirar a través de las ventadas de su alma [sus ojos] el interés que nacía, ya en ella no quedaba rastro de el miedo que llego a sentir cuando cruzaron miradas, pues como un manantial claro fluía de manera clama.

Acomodándose nuevamente en su lugar, sintió el lametón en su mejilla ocasionando que riera por las cosquillas para sin dudarlo imitar la misma acción jugando con aquel lobo; por supuesto, ya estando sentada el que se enroscara a sus pies evito que el frio llegara hasta ella, siendo un dato curioso que de por si era ignorado dado apenas se conocían era que Cotton llama hermanos a los insectos con los que vive en el laboratorio de sus padres, como el hecho que al ser insecto siempre estaban a su lado, quitando eso, y curioseando a aquel gran lobo se atrevió a introducir los colores en su pelaje para poder tomarlos luego.

Debía admitirlo: el comportamiento de la chiquilla le causaba bastante ternura, haciéndolo sentirse como una especie de hermano mayor frente a ella; aunque hasta el momento no se hubiese presentado en su forma humana, ni hiciera más que acompañarla y vigilar. Cuando ella le mostró el dibujo, su mirada denotó interés, dándose un momento para apreciarlo; y aunque por dentro sintió ganas de reír por la dulzura que le causó verse plasmado en papel, en su estado lupino le sería imposible; por lo que gruñó bajito, tan solo por hacer algún ruido, antes de alzarse para dar un afectuoso lametón a la mejilla de la niña.

Podrían pasar la noche así, de ser necesario; pero la idea de que alguien podría echarla en falta todavía bailaba en su mente, en especial merced al hecho de que ella había mencionado a un hermano. Pero, dado que la veía tan tranquila y a sus anchas, prefirió enroscarse a los pies de su graciosa acompañante, las orejas levantadas y al pendiente por si tenía que actuar.

Entonces ya entre ambos no había señales de amenazar, el comportamiento neutral por momentos reinaba haciendo que la menor se sintiera mas calmada y segura ante el imponente lobo que la acompañaba, notando que sus intenciones eran no dejarla sola como motivarla a seguir plasmando en el lienzo.

Con una sonrisa en sus labios, tomo el lápiz nuevamente volviendo a su labor; plasmo en su boceto la forma de su acompañante justo cuando estaba aullando a la luna, por supuesto que se detenía en ciertas partes para echar un vistazo y saber que detalles le podía faltar, cuando se sintió satisfecha le enseño el dibujo señalando su auto retrato y luego a el llegando a rosar la húmeda nariz del lobo. — 見て、これはあなたです、どう思いますか？—

dedujo que seria seguramente algún ejemplar de las tribus indígenas, pero solo eran deducciones, después de todo es un mundo de posibilidades. — 狩り場で怖がらせてごめんね。ご容赦いただければ幸いです。— Hablo con delicadeza, mientras borraba un poco el boceto inicial. — 兄弟が空が晴れていると私に言うとき、私は夜に絵を描きに来ます。— Aclaro con una sonrisa, pues seguramente se preguntaría que hacia la pequeña en un lugar como ese, pero era recurrente para ella sobre todo en noches como esas que el cielo solo contaba con la presencia de la luna y las estrellas.

Abria y cerraba los dedos de sus manos en su rostro, era como si se dijera a si misma que si permanecía quieta no la vería; pero ¡Sorpresa! agazapándose en el suelo toma una postura mucho mas tranquila ¿No le haría nada? sin embargo aun se mantenía alejada a pesar de su postura mansa.

Fue bajando lento sus manos, dejándolas en todo momento visibles, escuchando el clamor del viento nuevamente al escuchar rozar el en-ramaje de las copas arboleas en la zona; al fin los sonidos que antes por el miedo que sentía se paralizaron recobraban vida en una especie de cántico. Posando entonces sus manos en el suelo inclino su cuerpo imitando la postura del lobo, una forma de verlo mas a detalle pero sin atreverse a tocarlo aunque su lado infantil quería llevar sus manos hasta él, sin embargo, en ves de eso tomo uno de los colores mas cercanos a su diestra junto con su blog de dibujo para dibujarlo mientras estaba quieto, era un lobo particularmente singular, divagando o pensando de mas [...]

era un blanco fácil si decidía atacarla.

De aquel árbol que se mecía cuando era golpeado por la brisa nocturna, se escucharon pequeños traqueteo de mandíbulas; eran las mandíbulas de aquellas Escolopendras y de las tenazas de los Escorpiones dando un mensaje para la pequeña "No estas sola, aquí estamos siempre junto a ti." Mensaje que alivio el corazón de Cotton pero eso no remplazaba que al separar sus dedos un poco viera frente a ella aquel lobo.