— Tenía claro al menos que había capturado la breve atención del hombre tras su aparición. No insistió en más tratos inútiles y divertidos con él, prefirió hacerse a un lado, reprimir su instintos de sed carnal aunque le costaba demasiado. Tan solo se mordió el labio inferior, "aliviada", de no ser considerada, al menos por ahora.—

Relájate, soy un ser inofensivo. —dijo sarcástica mirándole a los ojos, al fervor de esa expresión y como intentaba intimidarla con eso, aunque claro, eso no funcionó con ella solo la emocionó más. Su manos inquietas fueron entonces a situarse en el cuello de su camisa, con la excusa de tocar su piel e intentar acomodar la prenda.—

Me gusta el color rojo que traes puesto. ¿Te parece un halago suficiente para saber tu nombre?