H-hai. - Asintió al mismo tiempo que responde con voz tímida. Tomoko esbozo una sutil sonrisa porque ahora se había ganado la fama con el acto de la adivinación. -

Oh, ¿Tan grande es tu deseo de permanecer aquí? -Reabre los párpados tras oír aquellas palabras llenas de determinación, observándola fijamente a lo poco que podía contemplar de sus ojos tras la cortina de filamentos azabaches- Entonces demuéstralo y pon tu alma en ello

Prefiero que me castigues, pero no expulsarme. - Dijo en tono desanimado, sintiendo miedo de que algún día llegue a suceder ese horrible acontecimiento.- Incluso morir.

Es una interesante pregunta, no había pensado en ello antes -Cierra los ojos, meditando un poco sobre tal cuestión- Sin embargo, castigarte no hará que recupere el tiempo perdido. Con expulsarte de Kou sería suficiente.

*Tragó saliva porque en ocasiones el príncipe Kouen suele causar cierto nerviosismo en ella o simplemente miedo por fallarle.* - Y, si fallo, ¿me asesinará como a ésos traidores? -Mordió el labio inferior de su comisura, escondiendo ésa mirada de tono jade tras el oscuro flequillo.-

Solo espero que estés preparada -Vuelve la vista hacia ella, conservando la serenidad en su semblante- Porque voy a exprimirte hasta el cansancio y no habrá tiempo ni siquiera para quejarse.

H-Hai, ... ko-Kouen-sama ... -Indica con sublime respeto hacia el pelirrojo, deseando decirle algo más que un par de palabras.-

Es agradable saber eso -Esboza una tenue sonrisa ladina- Tu potencial es algo que debemos aprovechar al máximo.

- Haré, todo lo que me indique. -Responde en modo de susurro, tono temeroso y nerviosa por el temblor y transpiración de sus esbeltas manos.-

Es algo que eventualmente comprobaremos -Cruza ambos brazos, apenas viendo de reojo y por un breve instante, a la pelinegra- Solo entonces podremos saber cuán digna eres de pertenecer a Kou. Pero confío en que estarás a la altura