— ¿Qué?, estoy cómoda y bueno.. no traigo nada puesto ahora mismo. — Se acerca a él de a poquito hasta quedar lo suficientemente pegada como para abrazarlo aún si su cuerpo se encuentra bañado en sudor, Tamamo felizmente se acurruca en esos fornidos brazos que deja escapar un largo suspiro. — Que hermosa noche... Kotetsu.. —
Su sonrisa creció, así como lo hace la temperatura del lugar. A pesar de la intensa lluvia ahí afuera, adentro hacía un calor acogedor. Le acarició más. Y más. No podía tener suficiente de esos gestos que hace la zorrita.
— Eso ya lo dije. Te encuentro sumamente sensual y hermosa. Podemos quitarnos la ropa. Así nos aliviamos dek calor, al menos, un poco. — Así como ella se antoja con el cuerpo del Samurai. Él se antoja con las peligrosas curvas de la Yokai. Estando muy cerca, de hacer más que solo acariciarla.
Respira entre cortada queriendo suspirar, su cuerpo sudaba al igual que el de él y con la mano palpando las peligrosas curvas de la yokai le hacen mostrar una sonrisa temblorosa, le causaba cosquillas que tocasen sus caderas. — No, para nada, pero.. hace tanto que no me miraban así que me causa mucha curiosidad por qué. Ah.. hace bastante calor ¿no? — Y con esa pregunta se abrió paso a bajar un poco las sábanas moviendo la cola suavemente lado a lado para levantar poco a poco esta. Podía ver mejor la mosculatura de Kotetsu. — Vaya, todo un guerrero. —
— ¿Acaso te incomoda? Me gusta mirarte. Realmente no puedo quitarte los ojos de encima.. — No puede evitarlo, su mente divaga, con las centenas de cosas que quiere hacer junto a ella. Su mano libre recorre las curvas femeninas, aprovechando que está acostada junto a él.
— Bueno, tus ojos lucen muy cansados ¿o estás mirandome fijamente? — Sin saber con exactitud, solo se sonroja de la pena que le provoca tener la mirada de él, quizás en ella o simplemente perdida.
