—Puede costar mucho que yo suelte algunas cosas, pues pese al tiempo de vida que llevo, nunca dejo de descubrir más sobre mí. Es lo grandioso de no ser un simple mortal.— Asintió, dejando ver de alguna manera expresiones en dónde se seguía cuestionando a sí misma.

Era verdad lo que decía, inclusive emocionante. También esperaba que el día de revelár algunas cosas llegara, pues eso significaba que había otra persona que conocería de ella y tal vez algunas de sus hazañas.

—Pero bueno... Las cosas siempre son así. ¿Qué más hacer?

—Estaré esperando entonces al día en que decida revelar algunos de sus secretos.

Podía sentirlo, esa diferencia de clases. Más bien el sentido de jerarquía que ella misma había impuesto en su contra, parecía como la falacia ad hominem pero no tomaría en cuenta ello. Demostrar quién era no era algo importante. Además que entre las voces del viento, escuchó la de “Él”, limitando al persa a asentir ante la conclusión de la bruja.

—Supongo que así es. Sí el beneficio personal se ve afectado hay que arrancar de raíz el problema.

Un historiador, o más bien un entrometido, cómo vulgarmente se dice entre los de poco entendimiento. Todo quieren saber, sin los historiadores seríamos ignorantes de lo que ha sucedido en nuestro pasado. —Por un momento dejó de lado el intentar intimidar, no podía negar que admiraba muchas cosas, entre esas las historias.— Podría tal vez hablar de más en alguna ocasión.

Nosotros no somos de fiar, porque yo podría prometer cualquier cosa, pero si por beneficio propio he de romper mi palabra, la rompería. El egoísmo nos hace semejantes a los creadores.

—Me encomendé a la misión de recolectar información sobre cultura e historia alrededor del mundo. Sería un pésimo historiador en caso de no tener curiosidad.

Respondió, ignorando aquella sutil amenaza. Pues ante los ojos del Persa no había miedo alguno, brujas del aquelarre había visto muchas en su travesía.

—Descuide, no estoy con la guardia baja; la conversación nació de lo mentiroso que son los Dioses, ¿Qué tan fiables somos nosotros, sus creaciones? —Embozó una amplia sonrisa mientras acomodaba el candys para taparse el brazo izquierdo.

—Asintió, bastante relajada e incluso con una sonrisa ligera.— ¿Eres muy curioso? Porque cada palabra insinúa a qué te cuente más sobre lo que no suelo hacer. Te cuidado, que yo soy fan de aparentar muchas veces la amabilidad.

—Una líder de Sabbat, por dónde me parece —Sonrió un poco, aunque la seguía con la mirada. No estaba nervioso, solamente tenía intriga. ¿Con qué entidad hizo contrato?—, “ellos” no responden. Supongo que por respeto a ti.

Lo mismo que tú... —Se quedó pensativa un momento.— Uhmmm... Interesante. Y yo, ojalá fuera una bruja cualquiera, dada la edad que conservo puede ser evidente que no solo soy una seguidora, sino una elegida para hacer voluntades más personales.

—No todos han visto lo mismo que yo. —Sabía que esa frase haría demasiado revuelo, sí algún ser del otro mundo lo escuchaba podría pagar por su insolencia— Por eso sé lo que son capaces. ¿Y tú? Espero que tu alma haya sido dada a una entidad fuerte. Desde aquí puedo oler tu brujería.

Ah... Me encanta escuchar lo que piensas. No todos piensan igual que tú, prefieren creer que los dioses están para amar y guiar. Les gusta vivir ciegos y sentirse culpables cuando hacen cosas que los mismos dioses decidieron que están mal. Qué linda es la vulnerabilidad humana.

—Prometen tierras y un paraíso por devoción. Castigan sí no sigues sus órdenes, no quieren de verdad, tan sólo disfrutan de que exista alguien haciendo crecer su ego.