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Círculo de los Antiguos del Lemonero. [Comentarios restringidos a los miembros del Círculo]
 
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[...] de fantasías caídas de aquellos árboles intelectuales que resultan la consciencia de estos tres sabios.

Una solución desesperada he pensado al notar la existencia de este inconveniente, si los Astolfitos no son dados a nosotros por la naturaleza, entonces debemos forzar su existencia.

Aunque en su sonrisa no hubiese rastro de nerviosismo, que la ampliara implicaba terribles cosas, incluso para sus pares. A veces había alpacas, mangostas, sanguijuelas, esposas, sondeos uretrales y maltrato peneano, pero en esta ocasión su planteamiento fue otro, quizá más atroz, tal vez más leve en comparación a todo lo antes planteado.

Si no podemos tomar por la fuera a un ajeno y transformarlo en nuestro Astolfito, sugiero que uno descienda a un terreno mundano y caiga víctima de nuestra desenfrenada lujuria.
En la totalidad de todas las realidades posibles, aquel era uno de los pocos llamados a los que, con toda rigurosidad, siempre acudía. Sus pasos fueron mudos, al igual que sus vacuas palabras que no pronunció cuando se dio inicio a tan necesaria reunión. De existencia gélida, pero capaz de hurtar el calor de sus diferentes víctimas, liberó su embaucador rostro a través de sus escuálidas manos, esa mirada hueca reflejó la silueta del vampiro, aunque poco tardó en aclamar el alba que combina con la morena piel de su otro hermano.

El tópico que los reunió fue de su infinito interés, siquiera las complicaciones de las estrellas invisibles o los finos hilos que tejen la realidad despertaban algo en él, mas solo rememorar la suavidad de esas hebras rosadas y la calidez de esa piel que supera incluso las cualidades femeninas lo hacían sentir vivo, sin mencionar que producían una prematura erección que resguardó bajo sus prendas y la infinita oscuridad que resguarda un sinfín de [...]
DestroyerOfWorlds · 22-25, M
Tras varios segundos de reflexión, fue que logró encapsular en su alma lo que su boca debía soltar.

Peor aún, la ausencia de heraldos y heraldas del placer parece estar siendo captora de la falta de paladines de Carlomagno ¿Qué haremos con ello? No lo sé.

DestroyerOfWorlds · 22-25, M
Tus palabras encienden mi espada, hermano y sobre esta espada símbolo del placer, ante el Gran Arquitecto del Limón, hablaré de todos los secretos que me serán confiados por este Respetable Círculo de los Antiguos.

Sentenció una vez que la capucha escapaba de su cabeza, caperuza de seda que cayó hacía la melena blanca de león trenzado. Sus ojos no poseía la gracia usual ni tampoco la mermada sonrisa que de brillo solar acostumbraba a poseer, era una mirada tan seria que parecía construida en el mármol mismo y dotada de vida. Las preocupaciones eran tantas que le tenían sentado en su butaca rodeada de inciensos y otros menesteres aptos para formar una breve capa de humo que nublaba su visión, así como la visión de otros de él.

Ni siquiera con sus hermanos se permitía ver ese espacio de vulnerabilidad y preocupación ante la falta de Astolfitos. No fue hasta que el contrarió profesó dichas palabras que sintió el férreo puñal directo en su genitalidad, un dolor tétrico.
KlintGastby · 46-50, M
... bañándose en el manto diáfano de luminiscencia y ahí de pie, empezaría ceremoniosamente a llevar sus manos a la cabeza para jalar de los pliegues de su capucha y hacerla hacia atrás, revelando su identidad; Klint, el vampiro de la lujuria.

- "Hermanos míos, vienen tiempos oscuros... De hambre y de pobreza. Los Astolfitos... Están escaseando.
KlintGastby · 46-50, M
- "Que el tronco y sus raíces son los pilares de nuestra filosofía, de sus tallos y hojas, la pasión y dedicación del esmero de nuestras labores y la flor del azahar sea el placer de nuestras tareas. Finalmente el limón, oh limón, ácido y jugoso, el fruto ardiente de nuestras disciplinas amatorias. Hermanos del círculo del antiguo limonero, la reunión ha empezado..."

Solemnemente declaró una figura encapuchada. El salón que comparecían los sabedores del placer estaba bañado en una nebulosa de tinieblas a excepción de su centro, donde la luz de una sola lámpara en el techo mutila la oscuridad con férreos contrastes, alumbrando el pavimento cuadriculado de baldosas negras y blancas, cuál enorme tablero de ajedrez que se ciñe al medio a los contornos de la fina heráldica de un escudo que en su propio centro representa un árbol limonero rebosante de su cítrico fruto.

Quién recitó y dio inicio como anfitrión a la junta de las voluntades limoneras daría un paso al frente, ...

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