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Bajar la mirada fue un recordatorio, quizá innecesario, de a qué se refería; pero por nada en el mundo perdería la oportunidad de deleitarse con los reveladores escotes que la rubia solía portar. Y, por si no fuese suficiente, se soltó por un momento; el que le tomó descargar la palma en el trasero de Czarina, dándole un azote juguetón no exento de deseo, como sus dedos, hambrientos y fugaces, demostraron al apretar la zona antes de apartarlos. Acto seguido, la asió por la cintura, dejando descansar su palma en el filo de la cadera ajena; y así, manteniéndola firmemente asida, retomó el paso, permitiendo que ella lo llevase al destino elegido.
—Oh, no. Preferiría que trabajaras para mí, a que lo hicieras en mi contra. Además, sabes cuánto aprecio tus habilidades. —Un guiño acompañando a sus palabras fue muestra de su picardía, seguro de que ella entendería a qué dotes se refería.

Aunque también tenía interés en las otras; y poder aprovecharlas implicaba ganarse a Czarina. A juzgar por la relación tempestuosa, apasionada, que tenía, Klaus apostaría a que iba por buen camino.

—De cualquier manera, no creo que haya problema con mi vista... Sabes perfectamente dónde la mantendré.
Fingir ingenuidad era algo que se le daba muy bien; casi tanto como leer las intenciones de otros. Dos habilidades que en ese momento salieron a relucir, aunque no manifestase los resultados de éstas: sabía de sobra que Czarina jugaba a provocarlo, él a no darse cuenta, y que siempre terminaban obteniendo del otro lo que más anhelaban. De ahí que tan solo riese entre dientes, aprovechando la cercanía para también continuar el escarcep al mover el brazo para rozarlo contra el pecho generoso de la joven. Todo con discreción, por supuesto; no había otra manera de participar en la contienda.

No obstante, su sorpresa fue genuina, más al escucharla hablar: la vehemencia de la chica siempre lograba sacarle una sonrisa y, en ocasiones, hacerle perder la calma... Incluso de las más deliciosas formas. No es como si se quejara por ello, claro está. La sinceridad era cosa aparte: jamás había conocido a una mujer tan directa y, debía admitirlo, eso la hacía aún más interesante a sus ojos.
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—No queda muy lejos, pero sí está bastante escondido... Verás, es un sitio que solía frecuentar con mi familia. Un punto medio para todos los que trabajamos en este campo —desde el principio ella le contó lo que hacía, le habló de su pasado y de sus investigaciones. No porque fuese una tonta enamorada que habla y habla para sincerarse con el objeto de su adoración; sino porque sabía que él estaba igual o más involucrado en cosas similares. Que la información sería una pieza importante para que él le tomara atención, y que era capaz de asesinarlo si dejaba de servirle o presentaba una amenaza. Sí, confiaba demasiado en sus habilidades—. ¡Sólo no mires demasiado al que sirve los tragos! Podría enfadarse y mandar a asesinarte. ¿Te imaginas? Podrían contratarme para ir por tu cuello... Y sería una pena, porque prefiero lamerlo que cortarlo.
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—¡Ese es el espíritu! —dio un salto cual conejo para denotar aún más su emoción y en el proceso acabó golpeando suavemente el brazo contrario con su pecho. Totalmente calculado; si había algo que le encantaba actualmente era provocar a ese hombre. No sólo por el mero hecho de la atracción palpable entre ambos, sino porque era muy entretenido ver sus reacciones.

Klaus podía ser un camaleón, pero era bastante obvio en cuanto a su gusto por el cuerpo de la coneja. Demasiado, casi hasta el descaro. Y la sinceridad en alguien como él debía ser recompensada.
—Un bar. Huh. Hace tiempo que no voy a uno de esos. —Su mirada pareció relucir ante la idea. Czarina lo conocía lo suficiente como para saber que, efectivamente, él podía alimentarse de las emociones a su alrededor; y un lugar como ese, donde el deseo, las pasiones y la embriaguez que las dejaba aflorar estaban a flor de piel, él estaría en su elemento, más que satisfecho de absorber todo aquello y añadirlo a su propio caudal.

Además, con una acompañante como Czarina, siempre podría estar seguro de que la experiencia valdría la pena.

—Muy bien. Veamos quiénes son esas personas «peculiares» que conoces. Guíame.
—Eh... Un poco, un poco. —Respuesta vaga, como casi todas las que daba cuando Czarina preguntaba algo cuya respuesta podría resultar en una bonita rubia enfurruñada; pero confió, como siempre, en que su sonrisa zalamera lo sacaría de problemas, junto con su disposición a darle lo que ella deseaba.

Llevarla del brazo era uno de esos pequeños, mas difíciles de ignorar, placeres de los que no se privaría por nada en el mundo: Czarina era, a todas luces, una mujer que no temía al contacto físico, y Klaus disfrutaba con no poco descaro de la presión de las turgentes curvas contra su propio cuerpo. Era manipulador, sí; pero sabía elegir sus batallas y, sobre todo, cuándo ceder; así que cedió sin el menor reparo, avanzando con tan preciosa mujer colgada de él.
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—¿Dices que soy caprichosa? —cuestionó con un tono de voz más ceñido a la molestia; empero, fue una sonrisa divertida la que se mostró en sus labios. Le gustaba Klaus porque le parecía impresionante, divertido, dual y, sobre todo, porque sabía que le estaba mintiendo en la cara pese a que fuese un gran actor. Pero, como todo investigador, no tenía pruebas de ello, así que lo dejaba pasar— A lo largo de mi vida he conocido lugares y gente, me interesa ver cómo te desarrollas en un entorno en particular —se le colgó del brazo sin pudor alguno e, incluso, se pegó a él más de la cuenta—. Conozco un bar donde asiste gente peculiar... quiero saber qué tanto puedes absorber sus auras. Las cuales, créeme, son difíciles de absorber.
—¿Salir?

Klaus alzó una ceja, dibujando una media sonrisa con cierto tinte de gracia ante la propuesta. Disfrutaba de la compañía de Czarina, por supuesto; pero a veces la franqueza y efusividad de la joven lograban divertirlo.

—¿Por qué no? No es como si pudiera resistirme a tus caprichos. —Dijo, fingiendo resignación mientras se echaba una chaqueta de cuero encima. —¿A dónde quieres ir?
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[code]Yo dije que te seguiría hasta que mi investigación estuviera completa. Así lo haré, muy, muuuuy cerca. ¡Vamos! Salgamos hoy. Quiero testear una teoría. [/code]

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