Estimado viajero que sucumbe sumisamente ante los insaciables antojos de sus propios menesteres, fuera de la tan privilegiada forma de vida que le proporciona, a su legítima posibilidad de alcance; las herramientas más que adecuadas para saciar sus tan profundas motivaciones al igual que también le ofrece lo indispensable para mantener en tantísima altitud al optimismo, usted que ha optado por recorrer este sendero, seguramente en algún momento de su relativamente efímero tiempo de existencia en esta insólita faz ha llegado a ser cautivado por el sentimiento de apego, mismo en el que sin titubear se sumergió hasta llegar de un extremo al extremo, del amor al odio en un solo paso; si ha explorado por su propio pie los antojos que le dictaba su corazón, mas sin embargo sigue con la necesidad de conseguir poco a poco cada vez más y más, si su voluntad carece de saciedad, permítame cuestionarle entonces si alguna vez fue usted realmente alguien libre.