No podía gritar, no podía mirar bien su entorno, su corazón se disparaba del miedo, no entendía qué pasaba y lo peor es que no te iba cómo defenderse o a quien pedirle ayuda, se sentía descontrolado y con mucha desesperación, en todo momento supo que se trataba de aquel hombre mayor. Unas lágrimas se derramaron y tomo aire cuando logró sacarse un poco

—¡BASTA! — grito con una voz rota, una voz que pedía ayuda, una que no llegaría.

Apesar de que las palabras del mayor parecían describir a la perfección a Robin y que parecía alguien correcto el corazón de Haruki latía intranquilo, una mezcla de emoción y desconfianza, tal parecía que su intuición era bula por aquella desesperación de resolver tantas dudas y sobre todo de encontrar un hogar. Siguió al mayor un poco apresurado para seguir el andar. Era rápido aún que caminaba con calma y elegancia.

—¿Aquí? Pero no hay nadie.,..— miro a todos lado en cuanto llegaron a ese piso silencioso y pesado, camino por el pasillo asomándose en cada habitación. —¿Robin? ¿Robin? Soy yo Haru- MHHG!!—

Trago su propio aliento , fue tomado con fuerza y su boca tapada con una firme y fuerte mano que lo jalo, forcejeaba, todo era inútil, le había tomado de una forma que incluso si se movía le ocasionaba dolor en la columna. La castaña desesperadamente trataba de evitar entrar a uno de los cuartos, miro una cama y de un momento a otro ya estaba sometida contra el colchón...

Subieron por las escaleras por lo menos 3 pisos más, hasta llegar a un corredor largo. Del lado izquierdo habían ventanas rectangulares percudidas por el paso del tiempo y del lado derecho algunas puertas de metal dónde parecían ser habitaciones.

El hombre mantenía la serenidad en su rostro, pese a las palabras de la muchacha y su clara necesidad de llegar con el hombre que buscaba.
Sus azulados ojos se centraron en el hombre de la foto, al menos en uno de ellos, el que tenía el cabello negro.

— Es el doctor Robin Inazaki, lo reconozco — esbozó una pequeña sonrisa en sus pálidos labios antes de volver a hablar.
— Es buen tipo, poco avaricioso y es muy bueno en lo que hace. Es la clase de hombre que querría alguien cómo amigo — afirmó antes de dar media vuelta y caminar en dirección a las escaleras.

— Acompáñame, es por aquí — mantenía la sonrisa.

[...]

—¿...Qué?...— se sentía un poco confusa, no sabía si se refería precisamente a Robin o a alguien más. Había aprendido a ser desconfiado y aún que no fuera grosero se le notaba cierta desconfianza y sobre todo intriga —¿ Dr. Izanaki? Es... Solo para estar seguro, estás refiriéndose a esta persona? - de su bolsillo saco la bolsita de plástico donde cuidaba tanto esa foto doblada con Robin. — ¿Es él? ¿Podrías llevarme hasta donde él? Dices que hablo de mi ¿Cierto? Si es así seguro me está esperando. Porfavor, quiero verl- ... No, es que necesito verle.— en su voz se escuchaba ansia aún que trataba de guardar postura era fácil saber que caería ante cualquier cosa con tal de ver a Robin y por fin encontrarse con él.

Una pequeña muchacha se impactó contra el pecho de aquel hombre. Le había parecido escuchar pisadas y una voz femenina gritando desde los pisos superiores, pero no había distinguido lo que decía.
La mirada azulada de aquel hombre barrió por completo la fisionomía de la muchacha, quien parecía desconcertada.
Unos segundos de silencio incómodo acompañaron la escena hasta que aquel hombre que le miraba abrió la boca para hablar.

─ Tú debes ser la chica de la que me habló el Dr. Inazaki ─ mencionó con un tono de voz grave.


Llevaba un elegante traje a pesar de las "circunstancias" del mundo actual. Una mirada penetrante y una expresión facial carente de emociones. Era cómo ver a un ser que no pertenece a la raza humana.

... se había equivocado de piso entonces se dirigió a las escaleras bajo apresuradamente y al dar la vuelta en el descanso del susto se fue hacia atrás torpemente, se había topado con un hombre alto, bastante alto, que vestía Formal?! ¿Cómo era posible en medio de todo este caos? Ciertamente lo dejó atónito solo esbozo ub jadeo incómodo sintiéndose decepcionado de que no se tratara de Robin o que al menos hiciera compañía a ese extraño. Por algún motivo no pregunto al instante sobre Robin, solo se imagino que podía conocerle pero esos ojos azules losometian de cierta manera

Estaba tan emocionado, demasiado. Su cabeza estaba abrumada de todo lo que platicaron con Robin, en realidad es cuando más desesperación se tía por correr y verlo de una vez por todas. Robin significaba, de algún modo, su hogar, su refugio. Tenía tanto que resolver y sobre todo la necesidad de no sentirse solo. Sus rodillas le temblaban, la voz también. Fue hasta ese lugar para encontrarse con el, teniendo aquella ilusión, siguió rigurosamente las instrucciones y fue guiado hasta un piso vacío, dónde esperaba inapcientemente por ver al mayor pero no había nadie ni nada que le diera un indicio de que estaba ahí, comenzó a sentirse extrañado

—¿Robin? ¡¿Robin?! Soy yo Haruki. ¿Estás aquí? ¡¿Robin?! — la castaña se asomaba por las puertas del pasillo, mirando con cierta incertidumbre, ya no quería esperar más, pensaba que quizá...

Era una tarde lluviosa en aquel pequeño poblado alejado de la mano de dios. Una pequeña puerta que rechinaba con el soplar del viento señalizaba la entrada a un enorme complejo con varios pisos de altura. De alguna manera la chica de nombre Kiruko había convencido a Maru de no acompañarla. Ella había recibido la información de que aquel hombre que buscaba, "Robin", se encontraba viviendo allí.
El complejo había pertenecido a un enorme colegio de educación básica, pero había estado abandonado desde "aquel" incidente que condenó a la humanidad a la extinción.