Esta bien... -suspira cerrando los ojos en cuanto le acaricia la cabeza, sonriendole una vez le dice aquello- Habla con el por favor...

No dependes de mí, querido, solo necesitas una mano. —Volvió a acariciarle los cabellos, tratando de darle confort.— Avisaré a Niko, vendré por ti después.

Gracias por la ayuda en serio, necesito de ella bastante... bueno, demasiado hehe -se aferra a su mano- Xion... en serio lo siento, dependo demasiado de ti.

Seguro que sí está en buenas manos. —Entrelazó sus dedos un momento, estaba algo frío y eso lo preocupó. De verdad tenía que llevárselo.— Perfecto, hablaré con Niko para que esté tranquilo, estarás muy bien en mi palacio y conseguiré alguien que pueda ayudarte con lo que requieras.

Hehe si, un pequeño que encontré solo por ahí, queria darle un hogar pero... ahora estoy aqui. Niko lo llevó a que lo cuidaran, no se a donde es pero estoy seguro de que esta en buenas manos -le toma la mano palmeandola suavemente- Asi que mañana eh? Estoy listo para irme.

No digas eso, eres alguien que también tiene problemas, aunque... ¿Un niño? Y mira que el que tiene una manada de cachorros era yo. —Intentó bromear para aliviar la tensión del momento.— ¿Quién cuida del niño ahora? ¿Necesitas una mano? —Lo veía tan deshecho que le era difícil sostener una sonrisa.— Pasarás un día aquí, la siguiente noche te llevaré conmigo, hablaré con Nikolai para que esté tranquilo, te daré la ayuda que necesitas.

Si lo sabe y está... bueno, molesto con toda la razón, llevé a un chico a mi casa, un pequeño para cuidar y mira lo que hago... -suspira suavemente- Soy una madre horrible.

Necesitas ayuda, yo me ofrecí a dártela y de nuevo desaparecí. Un demonio como yo no vale nada si rompe sus promesas. —Cauteloso llegó a su lado, apenas revolviéndole un poco sus cabellos rojizos.— No te esfuerces, te ves muy débil y esa sonrisa solo acentúa la palidez de tu rostro.
¿Nikolai sabe esto?

-en cuanto el demonio se materializa esconde su cola que es donde mas dañado estaba, poniendo su mejor sonrisa para su amigo- No es tu culpa, fui yo el que lo hizo.

Esta vez te has pasado, Kiria... En parte es mi culpa, no atendí a mi palabra como lo prometí. —Había esperado a que no hubieran visitas con él, seguro todo el día estuvo entre cuestionamientos y medicinas. Hizo acto de presencia como más le gusta: simplemente materializándose.— A penas te estabilices, te llevaré conmigo, necesitas ayuda.