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-Luego de dejar de la escena de los dos hombres peleando, habia corrido tan lejos de su departamento como le era posible, llegando hasta un callejon bastante oscuro. Su bebe seguía llorando en sus brazos, el demonio meciendolo entre estos para intentar calmarlo. De repente recuerda a su amigo, pensando que esperaba ser ayudado en un momento como ese- Astaroth... -susurra su nombre por lo bajo, aferrandose a su pequeño-
 
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Sus alargadas orejas se mueven un poco cuando chasquea los dedos, observando alrededor cuantas velas se habian encendido. Mece al pequeño en sus brazos, pero recibe de inmediato el abrazo de su amigo apoyando la cabeza en su pecho.

- Creeme... si no fuera por mi... nada de esto estaria pasando.

Con una mano se acomoda mejor la manta, juntandola por el frente para cubrir bien a el y su pequeño con ella. Pero una vez le dice que iba a buscar el cuerpo de Naos baja la vista, asintiendo un par de veces aceptando la realidad de las cosas.

- Haz... lo que tengas que hacer...
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—Con un simple chasquido de los dedos, unas cuantas velas se encendieron, no quería llamar demasiado la atención. El vampiro era cazador natural y no iba a permitirse un descuido minúsculo, sin importar que Carataw fuese un lugar seguro para ellos.

Frunció el ceño con profunda tristeza, acercándose al incubo para regalarle un abrazo, al igual que al pequeño bebé.—

No es tu culpa, Kiria. Quizo protegerte y valió la pena si estás aquí. —Materealizó una manta, cubriendo a su amigo con ella, frotando sus hombros para darle calor.— Iré por el cuerpo de Naos... —Murmuró lento. Ya había dado por hecho que el lycan estaba muerto, pero no era justo para él o Kiria dejar su cuerpo a merced de Caín.—
-Si...

Se da cuenta del semblante que adopta en ese momento el demonio, sabiendo bien por que lo tenia, el lycan no iba a sobrevivir aquella noche. Los ojos se le humedecen de inmediato, solo dejandose abrazar por Xion para cerrar los ojos, encontrandose pronto en aquel nuevo lugar. A pesar de la oscuridad los ojos de Kiria podian ver perfectamente, tornandose rojos en lo que tomaba asiento en el sofá.

- Soy un idiota... todo esto es mi culpa... yo provoque a Cain y ahora Naos va a tener que pagar por eso...

Se abraza mas a su pequeño, escondiendose contra el y comenzando a llorar, ya no podía aguantarse las lágrimas ante la situacion, no le gustaba llorar frente a nadie pero era demasiado ya y tenia confianza con el mayor.
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¿Con Caín...? —Su semblante se desencajó, aún siendo un demonio de rango tan alto, sabía lo poderoso que el vampiro podía llegar a ser y Naos... No tendría oportunidad. Se pasó las manos por la cara, para despavilar, de inmediato rodeó a Kiria, para servirle de sostén.

Sin preguntar demasiado, sabía que debían irse lejos y él conocía el lugar perfecto: Carataw, los bosques de Akateh.

De nuevo su sigilo apareció, consumiendo a los tres para llevarlos al refugio que había construido tiempo atrás para Annette.—

Aquí estarán bien, te lo prometo. —Ayudó a su amigo a sentarse en un sofá cercano, todo estaba oscuro, los árboles impedían el paso de luz lunar.—
Besaba a su hijo una y otra vez intentando calmarlo pero no habia manera, el pequeño podia sentir lo alterado que estaba su madre. Sin embargo pronto puede ver aquel sigilo dibujarse en el suelo, sabiendo que su llamada habia sido escuchada.

- Xion... Cain y Naos... estan peleando.... no se aue hacer...

Se le escuchaba desesperado, sus piernas a punto de no aguantar mas su peso, pero necesitaba mantenerse en pie para no soltar a su pequeño

- Necesito llevarme a Nikolai lejos, no se si Naos sobreviva...

Estaba consciente de que la pelea con el vampiro no iba a terminar bien, lo sabia, pero su prioridad en ese momento era su pequeño.
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—Tenía un mal presentimiento. No podía dormir y miraba por la ventana cada que podía. La última vez que se sintió así fue por su batalla con Reckless, ese estrés postraumático le cobraba horas de sueño.
Sin embargo, ahora era diferente...

Y lo supo de inmediato cuando la voz de Kiria, baja y llena de temor, resonó en su cabeza. Miró a sus cachorras, todo estaba bien, podía irse.

No tardó ni dos segundos cuando su sigilo se dibujó en el suelo, materealizando al duque infernal. Antes de poder preguntar nada, escuchó el llanto de Nikolai.—

¿Qué haces aquí? ¿Qué pasa Kiria?

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