-habia despertado a mitad de la noche con extremo dolor en el ya abultado vientre, sujetandose este como puede con una mano en lo que la otra se aferra con fuerza a las sábanas de la cama donde yacía acostado- Hah... ah... Vale... no es hora aun...
-a pesar de gruñirle, el frío sobre su cabeza le trae cierto alivio ya que su cuerpo estaba ardiendo. Cierra los ojos intentando relajarse, negando varias veces con la cabeza y respirando con dificultad- No... vo-voy a estar bien... solo necesito unos minutos...
... -Perplejo, se quedó observándole por unos segundos y se acercó a éste, sentándose a orillas de la cama y posando su mano enguantada sobre la cabeza del incubo. A pesar de tener su guante, era perceptible la fría sensación de su mano, al ser este el dios de la muerte. -¿Quieres que te lleve a alguien que pueda ayudarte?
-sudando, su cabeza se mueve en dirección al llamado que le es hecho, encontrandose con el Dios y mostrandole sus colmillos, se encontraba indefenso despues de todo y sus instintos estaban a flor de piel- No te acerques...
... -Aparece en las sombras por medio de un oscuro portal. Contempló al joven incubo, intrigado por su nuevo aspecto- ¿Kiria? -Le llamó, arqueando una ceja.
