Kato era el típico joven rebelde con problemas de drogas, miraba errático hacia todos lados y al divisar la mirada de sospecha en la menor no dudo en saltar frente a ella, su tono de voz parecía irradiar agresividad.
Yue Kato: ¿Qué llevas ahí?
La curiosidad y el don nato para solapar a quien se cruzará hizo que el rubio fuera más allá de solo palabras y tomó de un tirón la maleta de la menor de edad, comenzó a escudriñar el interior empujando a la chica a un lado.
Sakuya: Oe, Kato. ¿No te estás pasando?
El mayor del grupo echó una mirada relajada al rubio, la cabellera lacia y oscura del sujeto parecía enmarcar su semblante gris oscuro; su voz a diferencia de la de Kato se mostraba tosca y cortante por momentos, el rubio se volteó a mirarle con repudió, buscaba dinero.
Yue Kato: No es tema tuyo, piérdete.
El pelinegro quemó una última vez el cigarrillo y arrojó los restos a un lado, su camisa de hilo ondulo al moverse; había
