-Y-Yo... Yo sólo... -Tartamudeó sin brindar mayor explicación. ¿Cómo podía explicar aquel éxodo y huida del colegio? ¿Cómo decir que acababa de escapar del infierno?- -N-No... Regresar. -Fué lo único que cruzó por su mente, cuyo fin es levantar sospechas, después añadió.- - N-No qu-ui-ier-ro... -Su semblante cambió drásticamente, inclinando su mirada y soltando un enorme suspiro.- -Y-yo... Irme...Lejos. -Añadió tartamudeando, viendo de reojo al impotente rubio, temiendo un poco de él y sin deseo de acercarsele.-
Yue Kato: Mierda, ¿Por qué siempre te metes en mi vida?
El rubio lanzó una nueva maldición y jaló de su mano para liberarse; había olvidado por completo a la chiquilla sobre el suelo y lo que provocó en ella, sin embargo, su odio no tardó en aparecer; miró con culpabilidad a la menor, sin duda ya la había tachado de su lista de personas gratas.
Sakuya: Jajá. ¿Somos amigos no?
La sonrisa en el rostro del pelinegro pareció olvidar todo lo ocurrido anteriormente, al ver y sentir que el rubio se resguardaba en su cigarrillo se inclinó para ayudar a Sapphire; no demoró en terminar de recoger los últimos objetos sobre el suelo.
Sakuya: ¿Qué se supone que haces en un lugar tan peligroso de noche? Tus padres deben estar buscándote.
Apoyó su derecha sobre la melena castaña de la pequeña, por un instante le recordó a cierta persona que solía meterse en problemas.
-Invadida por el miedo y la incertidumbre, no tenía las suficientes agallas para enfrentarse a ése joven de rubia cabellera y rasgos de hostigamiento. Sus ojos comenzaron a nublarse, apretando ambos y pequeños puños sintiendo ese enorme deseo de golpear al rubio, pero es claro que él es más grande y fuerte a comparación de ella.- -Vaya momento y dilema, primero tuvo que escapar de un internado y ahora debía enfrentarse con un joven cuyos problemas iban más allá del entendimiento de Sapphire.- -...-Resguardó silencio, mientras sus lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, deslizándose sobre sus tersas y regordetas mejillas, a su vez se hincó comenzando a tomar sus pertenencias de suelo mientras el juvenil azabache lo retiró de un jalón del brazo. Sapphire soltó un suspiro de resignación sin musitar palabra, alzando del suelo un par de cuadernos, una bolsita con lápices de colores y una muñeca de tela, bastante simple pero con un gran valor sentimental.- -Gra-ci-ias... -Musitó triste.-
Kato era el típico joven rebelde con problemas de drogas, miraba errático hacia todos lados y al divisar la mirada de sospecha en la menor no dudo en saltar frente a ella, su tono de voz parecía irradiar agresividad.
Yue Kato: ¿Qué llevas ahí?
La curiosidad y el don nato para solapar a quien se cruzará hizo que el rubio fuera más allá de solo palabras y tomó de un tirón la maleta de la menor de edad, comenzó a escudriñar el interior empujando a la chica a un lado.
Sakuya: Oe, Kato. ¿No te estás pasando?
El mayor del grupo echó una mirada relajada al rubio, la cabellera lacia y oscura del sujeto parecía enmarcar su semblante gris oscuro; su voz a diferencia de la de Kato se mostraba tosca y cortante por momentos, el rubio se volteó a mirarle con repudió, buscaba dinero.
Yue Kato: No es tema tuyo, piérdete.
El pelinegro quemó una última vez el cigarrillo y arrojó los restos a un lado, su camisa de hilo ondulo al moverse; había
-.... -Mordió su labio inferior, nerviosa y perdida. Justamente había dado vuelta en una esquina adentrandonse en una zona solitaria, o al menos eso se notaba a simple vista, viendo ahora a dos jóvenes de semblante serio,.quizá maleantes.-
