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Cómo si fuese un corto circuito en la ciudad, explosiones eléctricas se hacían notar en medio de un callejón de la ciudad de Kyoto. No era la ciudad normal y actual con ese nombre, si no otra en algún otro plano de existencia en la cuál los Oni se habían infiltrado en las ciudades humanas, tomando posiciones de mandato y poder.

Sin embargo mientras las violentas descargas eléctricas continuaban un "zoom" hacia aquella escena se haría cuando un grito de guerra seguido por un fiero. - ¡GOLDEN KICK! - Se hizo escuchar cuando el pie imbuido por el poder del rayo caería por lo que parecía...
 
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A pesar de que no había sido destinada a la clase rider, Raikou aún conservaba ese particular gusto por ir a grandes velocidades, y que mejor manera que ir acompañada por su querido Kintoki. La sensación era extraña; es verdad, el Grial los integra de información y habilidades adecuadas a la época en que son invocados, pero eso no dejaba de lado que fuera algo nuevo para ella.

—Ara, ara… Se ve sumamente divertido, querido. Solo procura ir con cuidado, sería una pena que nos lastimáramos. — Decía de forma amistosa, mientras se preparaba para subirse a la motocicleta. Una vez arriba, se sujeta de los hombros del joven, recargándose en su espalda para mantenerse más segura, y a parte tener esa cercanía maternal que constantemente gustaba transmitirle, aunque este no la encontrará del todo cómoda.
— ¡HAHAHAHA! —

Se escuchó una escandalosa risa cuando de repente sólo existió resplandeciente luz que brilló en un pilar luminoso, notándose como poco a poco comenzó a amanecer y por ende seguro los demonios no aparecerían más. Fue en ese momento e instante que habiendo dejado no más que cenizas en los alrededores, aquel varón dio varias palmaditas a sus pantalones, mientras el hacha que convocó se desaparecía en destellos dorados sobre el cráneo de uno de los demonios.

Escuchó sin embargo las alarmas de la ciudad pues todo había pasado muy pronto, de seguro las autoridades pronto vendrían y era tiempo de escapar, por ende tomó a su adorada Taicho de la muñeca y le dijo.

— ¡Vamos! Confía en mí y todo será GOLDEN. —

Y si ella fuese a seguirle, notaría que al fondo del callejón estaba la famosa y hermosa motocicleta del chico, llamada Golden Bear. Fue así que se subió y le dio algunas palmadas al asiento para que ella también se sentara, y entonces sus dedos encendieron la
[…] Siendo totalmente capaz de todo lo que la rodeaba, percatándose del peligro que se aproximaba a su viejo compañero y discípulo.

Nuevamente da un salto, de impulso, hacia la dirección opuesta a donde estaba, tomando la rápida acción de guardar su espada y sacar su reconocido arco que colgaba tras su espalda. Tomando una postura recta, mejor conocida como postura “T” con brazos y torso, aferra sus pies al piso, y llevando sus manos al disparador y arco, toma un anclaje perfecto, apunta al enemigo, mantiene su enfoque, y finalmente relaja su mano izquierda para soltar la flecha hacia su objetivo, la cual también estaba cargada con electricidad, haciéndola más rápida y desmesurada, podría parecer que estos pasos demoraban demasiado, pero gracias al entrenamiento militar de Raikou, dicho ataque no demoro más de 4 segundos, lanzando hasta 3 flechas en ese lapso.
—Fufufu… veo que estas animado, querido Kintoki, acabemos pronto con esto. —

Acumulando la suficiente energía para emitir un ataque fulminante, Raikou da honor a su alias y con ayuda de su elemento, comienza a emanar energía eléctrica sobre su katana, la cual parecía tener vida propia, mostrándose particularmente iluminada por rayos eléctricos de tonalidades purpuras, al ver a su portadora de nuevo en acción. Tomando con fuera la empuñadura, da un salto para impulsarse al próximo oni de su lado izquierdo, y atacarlo de la manera más brutal posible.

— ¡Ningún insecto pondrá sus sucias manos encima de mi pequeño Kintoki! —

Aprovechando su formidable control del maná eléctrico, accede a poder realizar potentes ataques cargados de maná, y así mismo, aumentar la fuerza, velocidad, agilidad y resistencia. […]
Y una vez que esto sucedió aterrizaría al frente de estos golpeando el suelo con el hacha dorada que llevaba en las manos, al tomar esta arma con ambas, y fue en ese instante que del cielo una enorme descarga eléctrica cayó por sobre el sector que golpeó vaporizando a las criaturas que intentaban filtrarse a este mundo y haciendo que se desintegraran por completo. Sin embargo era claro que ante esto las que quedaban detrás de él comenzaban a moverse hacia él como una ola de maldad, al haber dejado su espalda descubierta ante ese ataque... Confiando en su Taicho para que acabase con estas.

Ante las palabras de Raikou sobre un abrazo su rostro se sonrojó con levedad, el conflicto entre hacer algo tan vergonzoso o verle llorar le atacaba, pero se volteó y vociferó.

— ¡Estoy seguro que podemos negociar luego de la batalla BOSSU!—
— ¡Alright! ¡Lets cook these FUCKERS and everything will be GOLDEN babe! —

Claramente la aparición de Raikou había traído un enorme vigor y potencial al corazón de Kintoki, realmente estaba en llamas, o mejor dicho, lleno de corriente eléctrica, una que sin duda habría lastimado a cualquier otro, pero Raikou era de su mismo elemento. El poder fluía entre ambos, y entonces soltó un alarido de guerra, sus brazos y pectorales se tensaron y ampliaron cuando uno de sus brazos comenzó literalmente a echar chispas.

— . . . Yo a la derecha y tú a la izquierda ¿Eh Bossu? —

Así que luego de esas palabras y sin esperar, ese brazo que destelleaba rayos de energía convocó una enorme hacha en su mano, su sonrisa se amplió mostrando enorme malicia cuando de repente salió disparado hacia el frente, apenas cuando las sombras comenzaban a crecer y tomar forma de Akumas menores. (...)
[…] Ambos en el fondo, amaban su labor, y juntos lo hacía aún más satisfactorio.

—Muy bien, querido. ¿Estás listo? Después de terminar con esto, deberás aceptar un abrazo, o de lo contrario, podrías hacerme llorar… — Afirmaba con su habitual tonalidad dulce, concentrando sus demás sentidos en la batalla.

Aquellos onis no eran como los que ambos estaban acostumbrados, estos parecían aún más grandes y más grotescos, evidenciando una sed de sangre indescriptible, llevando una apariencia de manera antiantropocentrista, por lo que era normal que sintiesen tanto repudio hacia ellos. El escenario era idéntico al pasado, con excepción de tres colegas faltantes, algo que Raikou consideraba indispensable para sentirse completa nuevamente.

Raikou no estaba sorprendida en absoluto, sabía perfectamente las capacidades y el talento natural de Kintoki en batalla, así que sin inmutarse si quiera un poco, camino tranquilamente en dirección al joven rubio, quedando a la par del mismo, para así poder darle un par de palmadas en el hombro.

—Es bueno volver a verte, Kintoki… — Decía con un tono firme, esbozando una amplia sonrisa que evidenciaba el orgullo que sentía en aquel momento.

Sin demorar demasiado, pudo percibir la energía de onis próximos a ellos, retirando su mano del hombro de su compañero, nuevamente desenvaino su katana y tomo una postura defensiva para recibir adecuadamente a sus próximos contrincantes; la sensación era indescriptible, esa adrenalina corriendo por sus venas era de la clase de cosas que alguien como Raikou no podía resistirse. […]
Raikou pudo notar como la cabeza de aquel enorme Oni explotó ante semejante cañazo, causando que el cuerpo enorme cayera hacia el frente y entonces sus restos comenzaran a desvanecerse en humo negro. Por un momento se volteó, sonriendo ampliamente y frotando la punta de su nariz con el pulgar ofreciéndole una enorme sonrisa amplia, dientes perlados mostrándose, como orgulloso de sus acciones.

Sin embargo era de noche, y era en las noches que los Oni tenían su mayor poder, fue entonces que lentamente las sombras comenzaron a acercarse, era claro que la caída de este gran ogro, habría llamado la atención de otros sombríos.
que encontrarla, si no ella le había encontrado a él. El enorme y musculado rubio no podía verse mal ante aquella persona que fue como una hermana mayor, y claro la capitana que siempre le guió, una cuyo lazo fuerte parecía atravesar eras de existencia. El rubio no podía verse en el suelo o derrotado por un Oni así, no ante los ojos de ella, alguien que idolizaba si bien nunca lo decía en voz alta.

Entonces en vez de saltar a abrazarle como bien deseaba demostraría su valía de otro modo, corriendo a toda velocidad y dejando una estela de electricidad tras de sí, daría un poderoso salto, y con un rugido de guerra y con su puño y nudillos de oro llenos de corriente eléctrica se lanzaría con toda potencia y velocidad, notándose como su brazo se ampliaba al tensarse sus enormes músculos cuando de repente dicho puño impactó en la cabeza del Oni que venía a atacarle con enorme ímpetu con aquel mazo.

Fue así que cayendo detrás de aquel enorme ente por sobre sus pies acuclillado (..

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