KingOberon

El lugar de encuentro ha sido acordado, así como la hora, lejana de momentos en que los pasillos rebosan con la presencia de empleados ajenos a la causa a la que pertenece. La puntualidad característica del Duque no despreciaría nunca un encuentro así, a sabiendas de que aquel que se suponía que vería, no tardaría en llegar, cancelo toda insignificante actividad real y se aseguro que nadie lo molestará.
Los pasos contrarios alertaron de la presencia ajena, tempo reconocido en el caminar, mientras dedica un vistazo al reloj que rodea su muñeca derecha.
—A tiempo, Mi Rey.—
Lo que su soberano quisiera discutir con Rainer, lo desconocía, pero tenía la certeza de que sería algo que valdría la pena.

[code]Aredhel se encontraba nadando en el canal de Kea, ubicado en el mar Egeo. En el reino perdido de Atlantis, había esuchado a los habitantes hablar sobre grandes barcos, aviones y submarinos hundidos en los oceános y mares, pero Aredhel no creía en esas cosas. Creía que solamente eran cuentos, no había manera de comprobar que estas historias eran reales porque las criaturas del mar tenían prohibido indagar en estos lugares, ya que muchos humanos, mejor conocidos como científicos buscaban información en aquellos lugares y eso implicaba peligro, podrían descubrir la existencia de seres mágicos. Claro que entre los humanos también narraban historias sobre sirenas, tritones, makara, hipocampos, hidras de lerna e incluso, hasta el monstruo del Lago Ness, Leviatán y el Kraken, lo que los humanos no sabían era que todas estas criaturas existían.

Exploraba uno de los barcos hundidos más famosos, el HMHS Britannic; His Majesty’s Hospital Ship. El 21 de Noviembre de 1916, mientras cruzaba el canal de Kea, en el mar Egeo, una mina o un torpedo causó serios daños en la estructura del barco, provocando su posterior naufragio. Desobedeció las reglas del reino marino y decidió escaparse unas horas para buscar tesoros. Lo que Aredhel definía como tesoros, eran los craneos de los humanos. Le parecía asombroso como podían existir varios tamaños y formas. Las sirenas no convivían mucho con ella porque creían que era muy rara, además de ser una sirena mestiza, cruza de fae y bruja del mar.

Escuchó que alguien la llamaba por su nombre desde lejos, no le dio importancia. Fue cuando su nombre volvió a escucharse, y esta vez junto con un aroma de sangre humana pudo percibir. Alguien estaba haciendo el sacrificio necesario para poder llamar a una sirena. Nadó desde el canal de Kea hasta la zona donde se encontraba la persona que la estaba llamando. Llegó casi a la orilla de la playa, y asomó su cabeza hacia la superficie; a lo lejos vio al rey Oberon. Esto no podía significar algo bueno, ¿desde cuando el rey de las unseelie la llamaba? Debía ser algo importante. Nadó hacia él y estando a unos centimetros, le arrebató la langosta de las manos, tronando su cuerpo y empezando a comerla. Lamió la sangre ofrecida como sacrificio. Los ojos de Aredhel se tornaron blancos, le gustaba el sabor de los seres vivos. Terminó de alimentarse, volteó la mirada hacía el rey.

Su majestad, ¿a qué se debe su llamada?[/code]