— No tengo duda de eso. Aunque no lo creas siento una terrible necesidad de arremeter contra ellos, de tomar mi arma y quemar todo. — Suspiró pesadamente, caminó pasando a su lado, dando una palmada en su hombro. — Pero no sería diferente a ellos si actuó de esa manera tan salvaje, seré inteligente y les haré pagar con una agonía lenta. —

Desvió la mirada. —¿Cómo puedo dejar de odiar a esas alimañas? Si tuviera uno frente a mi, le desgarraría el cuello con mis propias garras.

— Deberías enfocar correctamente esa ira...de lo contrario, repetirás el error del clan del norte.

—Desde ese día estoy furiosa todo el tiempo, hermana.

— Pareces furiosa...me sentí igual con la noticia.