Apareció de la nada, tomándola de las nalgas, apretándolas lascivamente sobre el traje spandex que ella llevaba.

—Joder, cariño, me voy un minuto y ya tienes a toda una parvada de admiradores a tu alrededor.— sonrió y le robó un beso profundo, apasionado, lascivo aunque breve y luego sonrió.—¿Nos vamos?

— Oh, ¿Quien sabe? ¿Estás viendo bien? —Ella era una atolondrada total, pero sabía bien lo que hacía, acomodarse su traje, entonces de forma pausada comenzó a subir el cierre del mismo hasta que quedó completamente vestida al igual que antes— ¡Público! Crei que nadie me veía, que tonta soy —Se dió un ligero golpe en la cabeza con un dedo—

¿Por qué la policía de Ebetsu se desnuda en espacios públicos? -El oficial de intercambio pasaba camino a patrullar, exclamó apenas esa queja antes de seguir su camino, tal vez a golpear nipones en algún callejón.-

Señora policía.