Lo miró de reojos tras el abrazo pero volvió su mirada al cielo para mirar las estrellas aunque le costaba trabajo poder concentrarse ya que sentía que su corazón latía con fuerza. Inocentemente giró el rostro al percatarse que se acercaba mucho, pero terminó sorprendía por ese beso que terminó en una mordida. Inmedame el pálido rostro de la vulpina terminó completamente enrojecido.


—A-a... —no supo qué decir, por lo que terminó acurrucándose en los brazos del Yakuza.