No escondió su asombro, incluso aplaudió un par de veces al notar los resultados exitosos, su magia prácticamente anulada. Se cruzó de brazos con una sonrisa socarrona, pero también satisfecha, el oro fue bien invertido y, lo mejor de todo, tenían un atuendo "más adecuado" para Rayla, de milagro que no se le cayó la baba mientras lo imaginaba todo, hasta la mentira le dejó pasar del buen humor que tenía—. Es la estrategia suprema; hoy progresamos infinitamente como grupo —buscó complicidad en la mirada ajena mientras asintió—. Quítate la ARMADURA DE RAYLA pronto, que ella crea que es un regalo de tu parte, ni los efectos anti mágicos necesitamos explicarle si se lo das tú.