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Como lo había prometido, esperó a Rayla cerca de la entrada del pueblo, sentada en una banca de piedra junto aquélla estatua imponente y el lago. Apenas la noche comenzaba a caer, dando al cielo un aspecto majestuoso. En sus manos llevaba un pequeño objeto envuelto, y atenta a su alrededor, esperaba la llegada de la joven sanadora.
 
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RaylaBriarwood · 26-30, F
¿En verdad no se daba cuenta de todo lo que provocaba?. La elfa miró con total atención a Kayley mientras hablaba y cada vez entendía más el extraño comportamiento. — Ya veo, así que algo que perteneció a una princesa de oriente...— añadió guiñándole un ojo, tomando la cajita y realmente no le importo que estuviera envuelta de esa manera, Kayley lo había intentado y se había esforzado por ese detalle y eso lo hacía muy especial. Al deshacerse de la envoltura y abrir la caja sus ojos se iluminaron al ver tan preciosa pieza frente a ella, mentira o no realmente parecía una pieza hecha para la realeza. — ¡Oh Kayley! — con gran ánimo sonrió, tomó la pieza y no dudó en colocarla en su cabello. — Es hermosa...— juntó sus dos manos con la cajita entre ellas y las llevo a la altura de su pecho. — ¿Está bien así?, ¿Se ve bien? —
—¡No, no sucede nada!— Con vehemencia movió su cabeza de lado a lado, se rió, snorteó y luego, desvió la mirada. —Ayer fui al festival, que otra cosa si no, y había un señor vendiendo todo tipo de artilugios, tuve que convencer a Gaikokujin de que me diera algo que pudiera intercambiar por una cosa que vi y me gustó mucho, dicen que pertenecía a una princesa de oriente, yo no me creí nada porque el tipo tenía cara de estafador, daban ganas de patearlo y quitarle su dinero, pero si es algo muy bonito que...

Su vista se agachó hacia lo que tenía en sus manos, y las alzó un poco, ofreciendo el objeto mal envuelto a la joven. —Es para ti.— Dentro, de la cajita que bien habría podido pasar por envuelta por un niño de cinco, había un adorno para el cabello exquisitamente trabajado.
RaylaBriarwood · 26-30, F
No se detuvo a mirar lo que tenía entre sus manos pero si sus hombros tensos y postura delataban que estaba muy nerviosa. Extrañada, Rayla tomó asiento a su lado. — Conseguí todo lo que necesitaba con una buena oferta, así que sip, fue un buen día. Pero eso no importa por ahora...¿Que hay de ti? — Se Inclinó un poco para mirarla mejor. — ¿Sucede algo?, ¿Te duele algo? —
Rayla siempre era tan efusiva que su presencia se sentía como un rayo de sol más cálido que el que se ocultaba en el horizonte. —¡No esperé demasiado! Estaba tan ansiosa por verte que llegué antes...— Frunció ligeramente el ceño, desviando la mirada, no quería sonar como una rara, aunque aparentemente su cerebro no estaba conectado con su boca.

Soltó un pequeño respiro, y con un ademán invitó a la sanadora a sentarse. —Luces contenta, ¿fue un buen día?— Sus dos manos volvieron a sujetar lo que estaba en ellas, con la suficiente fuerza para delatar que estaba un tanto nerviosa.
RaylaBriarwood · 26-30, F
Había llegado un poco antes de lo acostumbrado, en realidad ese día todo salió bien, se dirigió rápido a un punto de encuentro, consiguió los materiales que necesitaba. Logro acercarse a tiempo al lugar acordado con Kayley y resulta que había llegado primero, le observó a la distancia sentada en esa banca y apresuró su andar hasta llegar a ella. — ¡Kayley! — animada le llamo acercándose a dar un beso en su mejilla. — Lamento haberte hecho esperar, trate de llegar antes. — imaginó que podía tener mucho esperando así que se apresuró a disculparse.

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