Que Kayley aprendiera a usar fuego representaba un gran avance en sus habilidades elementales pero también un gran peligro para quienes le acompañaban. Gaikos actuó después de ese golpe que lo llevó de vuelta a la realidad para hacer gala de sus habilidades, una expresión de asco mezclada con horror no fue capaz de ocultar Liviet al ver el enorme tentáculo apagar las llamas y seguido a esto un incómodo silencio hasta que Liviet desvió su mirada a Kayley y cruzó sus brazos. — Para la próxima...¿Podrías no quemar el campamento? —

El golpe tras la nuca le hizo reaccionar, a muy buena hora, pues había comenzado a mover sus manos, a girar sobre su propio eje a través de pequeños saltitos y a expresar su horror a través de una vocecilla quebradiza. Liviet le ayudó a acomodar sus ideas, recordar el limitado, pero útil repertorio de hechizos que acarreaba gracias a los susurros demenciales del enajenado Dios que lo bendijo; solo uno pudo servirle en ese momento y comenzó a concentrarse desde el momento que fue golpeado para poder lanzarlo.

Extendió la diestra tras murmurar cosas absurdas, de algún lugar del suelo emergió, violentamente, un enorme tentáculo color petróleo; era enorme, baboso y con otros rasgos feos. Este tentáculo se desplomó sobre las llamas, por obvios motivos las extinguió y tan rápido como apareció acabó por desvanecerse dado que él no quiso mostrar mucho más de ese truco.

—¡Yo que iba a saber que pasaría esto! —se llevó la mano al pechito, agitado, se olvidó que ella tenía sangre de elfo

Agua, agua. Se detuvo y miró al rededor buscando, hasta que dio con el cuenco en el que conservaban agua para beber, corrió hasta ahí y sumergió la mano completamente. La flama al instante se apagó haciéndole exhalar un suspiro de alivio, más las cosas no estaban del todo bien en el campamento. Tomó el recipiente, y arrojó el resto del agua sobre el fuego que se extendió, más mucho no hizo. —¡Lo siento, es la primera vez que uso magia!

Que las flamas comenzarán a alcanzar elementos textiles y se extendieran solamente empeoraba todo. — ¡METE LA MANO EN AGUA! — Pareciera que el pánico le hizo olvidar completamente a Liviet que ella podía apagar el fuego. — Haz algo! — Le dió un golpe con la palma abierta en la nuca a Gaiko. — ¡Todo esto es tu culpa!

En un escenario normal, Liviet traería tranquilidad, pero verla gritar solo indicó que el incidente era serio. Se salió todo de control y que ella sacudiese la mano lo empeoró todo, el fuego alcanzó elementos textiles de rededor— ¡NO! ¡NO LO AGITES! ¡ES PEOR AAAAAAAAA! —las llamas comenzaron a extenderse.

¡QUISIERA APAGARLO PERO NO PUEDO!— Al darse cuenta después de su euforia entró en pánico, aunado a los gritos de Liviet en un intento desesperado por hacer la flama desaparecer, comenzó a sacudir la mano.

¡Dejen de hacer tanto escándalo!!...Oh...— Mirá a Kay, procesando lo que está sucediendo. — ¡VAS A QUEMARNOS! ¡APAGA ESO! — Se lleva las manos a la cabeza y grita en pánico escondiéndose tras Gaikos.

—¡AAAAAAAAAA! —se lleva las manos a la cabeza mientras grita en pánico, pero solo para hacer más ruido.

—AHA AHAHA!!— Hace escándalo con la flamita en su mano.

—¡NO-ME-JODAS! ¡Sí te salió!