—!Claro Hermano¡ No te preocupes por eso, no quiero molestar a Mama así que no lastimare a nadie, siempre y cuando ellos tampoco me provoquen—-Grito ya saliendo del lugar en busca de sus hermanos-
—Tu no te preocupes, ve a divertirte y procura no hacerle daño a tus hermanos. ¿No queremos que Mama se preocupe verdad?— Fueron sus últimas palabras mientras despedía a su hermana agitando la mano derecha, satisfecho de haber conseguido ponerla contenta.
—Es cierto, espero algún día poder enorgullecer a mi familia, tal y como lo haces tu hermano... Y por cierto ¡Gracias Hermanito! no sabes las ganas que tenia de jugar un rato, ya estaba aburriéndome sin algo de diversión— -La pequeña espera el pedido que otorgo su Hermano mayor-
—Muchas Gracias por el pedido hermanito, seguro después te lo devuelvo con algún favor ¿No?—-La pequeña simplemente se despidió sosteniendo las tijeras en su derecha y se marcho para ir a divertirse con sus hermanos-
—¡Claro! Solo que él tiene su carácter con los mas pequeños. Pero sigue siendo parte de la familia y es bastante inteligente como tú. ¿Eso deja en claro que también es un Charlotte, no? Así como tú y como yo.— Ante aquella interrogante se cuestionó sobre la ubicación de los más menores de la familia. Pero tenía la seguridad de que se encontraban en la zona de juegos. Mientras ordenó a uno de los soldados reales proporcionarle a su hermana de unas largas y filosas tijeras, era bastante consentida. —Creo haberlos visto dentro del castillo. Se encontraban jugando en la zona de juegos. ¡Oigan ustedes! Consíganle a Anana unas tijeras, ¡Rápido!—
—¿Eh? ¿Tu crees?— -Menciono observando a su pequeño peluche- —Pues si es así, yo creo que el es igual de astuto que yo, ¿Pertenecemos a la misma familia no?. Por cierto sabes donde se metieron Dolce y Dragée, quiero reventar sus globos -menciono la pequeña con su tono de voz inocente-
—Que niña tan inteligente. No cabe duda de que eres mi hermana; Mont-D'Or sentiría envidia de ver lo astuta que eres.— La palma de su mano aún seguía encontrándose sobre la cabeza de la pequeña, escuchaba con atención lo que decía. Y se dedicaba a seguirle la corriente con un apego de hermano mayor irrefutable.
Ya veo... ¿Con que entrenando bajas la grasa que todo el tiempo comes? -toca su mentón en forma de duda- Eres extraño hermano... Pero esta bien, perteneces a la familia y eso es lo que importa¡
No es necesario irte, me percaté de ese detalle. Así que, ni se te ocurra. Ella es muy tímida, pero linda, se que te llevarás bien con mi preciosa hermanita.
-Se inclina hasta quedar de cuclillas y allí acaricia con cariño la cabeza de su pequeña hermana, con una sonrisa dibujada en las comisuras de sus labios.- Es porque entreno y además tenemos la sangre de Mama, Mama es la persona más fuerte del mundo. Por eso eres muy fuerte ¿sabes?.
