« Back to Album · Next »
↳ Memories... So many memories... of other lives. Well, I don't know if they are lives, because they have had nothing but stolen memories, stolen knowledge... Everything was stolen. A Maker's dream is to build something that will survive Oblivion.
 
Newest First | Oldest First
Karonte · 26-30, M
—Exactamente... Hormigas de lapislázuli... Una gran especie...—mencionó, acomodado en las sombras, que daban jerarquía en la lucha contra el inclemente sol, que si bien le fascinaba, las quemaduras en la piel, especialmente en el cuello, le resultaban un terrible mal incomodo. Le gustó, sin embargo, volverle a ver cerca y custodiada de los rayos de Febo. Aunque hacía calor, se permitió un poco de cercanía, dejándose caer a altura de sus piernas, usándola -o al menos buscando- usar las largas extensiones de la mujer como almohada improvisada.

—Cuando un Hacedor vuelve del mundo del Olvido... Solamente recuerda su nombre...—dijo, e intentaba entender como se sentía al relatar algo tan ¿triste? Pero no podía realmente encontrar emociones con eso—. Así cuando antes vivía, cuando era humano... Probablemente me llamaba así. No sé como será ese Karonte, supongo que los Hacedores vivimos intentando recordarlo... Pero he sido muchas otras personas, supongo que ahora contigo soy Calixto. Y oj
Igone · 22-25, F
—Hormigas de lapislázuli.

La sombra de sonrisa perfilada amaneció en sus comisuras. Le trajo a la memoria el conocimiento de unos escarabajos azules en específico, a quienes también se denominaban vaquitas, un nombre que le inducía alguna que otra carcajada cada vez que lo recordaba.

Emitió un sonido pensativo entre que llevaba la cabeza hacia atrás y se hacía crujir aquella vértebra que sentía debía hacerse sentir. Tras alisarse las arrugas de su gesto, concluyó.

—Solo sé Calixto y Karonte, tendría que saber el resto de tus nombres. Pero entre esos dos; Calixto. Caaaaaaaaal...— repitió con una melodía susurrante. Asentiría a sus propias palabras, pasando a gatear hasta quedar a su lado y hacerle compañía en la sombra que se respiraba frescor— ¿Por qué? —le tomó unos segundos matizar su pregunta— ¿Por qué esos nombres? ¿Quién te los puso?
Karonte · 26-30, M
—No necesariamente, podrían ser azul como en una roca preciosa... así no tendrían que excavar de más, y se sentirían protegidas.

Le gustaba incentivarle a explicar, expandir aquellos universos secretos que prácticamente ella conocía, y que él, más que por inercia adquiría. La cuestión de su nombre era sosegada, no quería expandir sobre eso.

—No, es simplemente por practicidad, en distintos lugares me llaman distinto... Cosas de acentos...–dijo, restando importancia al asunto—. Me interesa más el que te gusta a ti.
Igone · 22-25, F
—Sería un hormiguero frío, de ser azul. Se quedarían gélidas en el tiempo.

Una imagen curiosa digna de ser estudiada a fondo dentro del baremo que era la hipótesis y la fantasía.

Las carcajadas del muchacho la despertaron de ese tenue trance de concentración que tenía dispuesto a sus pies, acuclillada. Al rodar la mirada en su dirección notó más de un músculo del cuello tenso y se sostuvo un costado con una mano.

—¿Por qué? ¿Al resto les gusta más Karonte?
Karonte · 26-30, M
—Solamente lo sientes... —repitió más bajo, él se apoyó la mano en el mentón, en su propio mundo. La dejaba ser, él prefería la exploración desde su lugar, y una exploración más introspectiva. Gustos, disgustos, demasiadas cosas que acomodar.

—Me agrada entonces ¿es un mundo con insectos, tal vez? Me imagino un gran hormiguero azul...—dijo, y no pudo terminar, porque unas largas carcajadas se apoderaron del varón, pues no se imaginaba algo tan surrealista—. Tienes razón, no fluye tanto como Calixto, aunque ya nadie me llama así, solamente tú.
Igone · 22-25, F
—Es fácil saberlo. Solo lo sientes.

Una respuesta la mar de evidente, pero que no por ello era menos cierta. La rubia, para variar, se permitía estar a merced del casi asfixiante calor que le esperaba al exterior de la sombra. Entre las finas hebras de hierba escarbaba en busca de diminutas vidas circulando entre sus raíces. Al escuchar el nombre se detuvo, meditativa.

—No te gusta ese nombre. Y a mí tampoco me da buena sensación. Fluye, pero no sé si con tu misma sintonía o la mía. Calixto es otra cosa. Otro mundo.
Karonte · 26-30, M
—¿Y como sé que es una sensación? —dijo con cuidado, aunque un poco jugaba con ella, le gustaba dejarla expandirse. Y él, cómodo en su lugar de sombra abajo del árbol, disfrutaba de aquella platica—. Shani me suena a estrella, así. Sha-ni, es una estrella en el cielo. Una estrella que miraría... Pero... ¿Qué me dices de otro nombre? Karonte.
Igone · 22-25, F
—Todo tiene sensación si te lo propones. Calixto es cálido pero azul—con gran bocanada de aire, exhaló— Fresco pero también aterciopelado. Sobre todo es acogedor. Caaaliiixtooo. Ca-lix-to. Hmph. Aún lo percibo algo distante, no sé por qué.
Karonte · 26-30, M
—¿Crees que los nombres tienen sabor? No puedo decir si un recuerdo es amargo... Sabores. Solamente tú me llamabas así, ¿por qué nostalgia? Todavía hay espacio para que lo nombres una vez más. Dilo, mi nombre.
Igone · 22-25, F
—Calixto... sabe bien ese nombre. Bueno; agridulce. La nostalgia lo amarga un poco.

Add a comment...
 
Send Comment