[code]Se sacudió como una gatita caprichosa re-ordenando sus ideas y su gran imaginación. El no era tan hostil y aterrador como creyó al principio, la liberó "UFF", se sentía como un pez nadando por todo lo que se llama libertad: ir a donde quiera...
Sacó la lengua malcriadamente en su dirección, desmontó su mochila rosita, abrió el zipper y extrajo inauditamente una conejita de peluche en lugar de su "manía". La abrazó sintiendo desolación al ver el crepúsculo y recordarle. Estaba infectada de amor, un amor que la condenaría para siempre.
—...Hinata-kun...¿cuándo podré volver a verte?...—[/code]
—Imaginó que tienes para él boleto de tren —agregó con falso desinterés ante la mujercita.
Sacó su celular, desbloqueandoló y observando sus mensajes. Sonrió finalmente, subiendo el azul eléctrico al sentir las pulsaciones de ánimo de la opuesta, pero como todo imperativo autómata de los deseos respondió.
—Iré a investigar sobre los equipos y sobre Hinata —guardó el móvil y le obsequio una reverencia corta antes de voltearse, dispuesto a marcharse.
[code]Le miró desde abajo tomar la iniciativa en levantarse. Hizo lo mismo abrazando candorosamente atolondrada su mochila de gatita rosa, guardó los dos mandos y educada y prudentemente le miró con expectativa.
Una brisa intempestiva abrió la ventana junta a ellos haciéndole revolotear la falda plizada. Delicada, femenina y tímidamente arregló sus pétalos de flor de estrella enviandole sin querer su aroma a feromonas almizclado de pimienta rosa, iris y algodón glaseado.
—Es tarde...De-...debería irme a mi casa...creo...— [/code]
—El mundo de la competencia virtual es mucho más estricto —se río, no tenía muchas certezas con el triunfo, le daba igual esa mundana competencia.
—No puedes distraerte con tonterías de ese modo —le devolvió la consola, sin más apuró—. Hinata no va a quererte sino eres la mejor, a menos que consigas ser la máxima ganadora de Japón.
—Haré una lista de los equipos nipones, y veremos a cual te inscribirás —dijo mientras se ponía de pie, sacudiendo la tierra de sus pantalones.
[code]Miró con frustración las letras disonantes del "GAME OVER" y las luces punzo-cortantes rojas y negras de la video-consola ajena con los números cifrando la puntuación de 1 millón quinientos dos, sus ojos engrandecieron redoblando su tamaño con un estremecimiento de decepción.
—No-No...No...¡No puede ser!—
Su treta le había servido para hacerse él con la gloria de la victoria. No podía coincidir con su personalidad sucia y mezquina, parecía un semi-demonio. Ahora él tendría la posibilidad de humillarla. Infló las mejillas frustrada con una impotencia...La suerte le sonreía a él.
—Aunque...hayas hecho trampas. ¡Serás mi tutor! ¡Felicitaciones!—[/code]
—Quizás. —dijo con cuidado, mientras alzaba sus ojos hacía ella. No iba a poder ganarle por las buenas.
—Mientras tu pierdes el tiempo en competencias absurdas, él se codea con mujeres de renombre —dijo en las últimas centésimas de tiempo.
La fortuna le sonreía, y la diosa de la trampa era su carta maestra, Karonte era muy habilidoso pero de no abrir la boca hubiera perdido, por fortuna es que logró si apenas ampliar un poco la brecha en esos segundos de distracción.
Ese masculino nombre cacareado por el mayor la hizo enrojecer y tambalear el curso de sus brutales embestidas que exuberantes llegaban a rebozar el primer millón. Cada pensamiento inoculado podía hacerla desorientar y confundir. La fiebre que desencadenaba en Nanami era apreciablemente su notorio punto débil.
—¿Hi-...Hinata-kun...¡Di-...dijiste que no le conocías!—
Dejó el mando cuando escuchó el segundo nombre entrando en un especie de trance. Su imparable imaginación a veces podía jugarle a desventaja y trastornarla convirtiéndola en una muñeca viva con sensaciones humanas de celos y envidia.
—Ella...¡¿Ella va a quitarme a Hinata-kun?!—
Un quejido salió de su caliente gargantita y acabó en seco "enferma en desesperación", desconectándose de la ficción y cubriéndose el rostro abochornado como un adorable tomatito con la consola en frente mostrando la puntuación final. 1 millon y medio.
—Oí de buena fuente que se llevaban bien antes ¿No? —preguntó con cierta malicia mientras continuaba jugando. Solo una breve platica en la vacuidad gamer.
Y así inició el imperioso juego, había que triunfar. Ganar, ganar y ganar, improvisar que solo sirva para poder ser el mejor, no abusa de habilidades ajenas de la sobrenaturalidad, se solicita como un simple humano cuando ha de sobrevolar el juego y "destruir" a los retro invasores. Mueve sus dedos con ferocidad, pero su gesto es pétreo y carente de casi emoción salvo una tranquila sonrisa.
Los ojos se perdían en la fiesta de colores que tenía frente a sus ojos y las teclas marcaban el ritmo de su himno.
—Vas a perder, a Hinata no le gustan los perdedores —jugando sucio, mientras le decía lo que quería oír—. Ameyuri Nana...ella sí que es buena en el volley, va a estar en el equipo nacional...
