Aferró sus manos al pelaje de éste dejando que le llevara a su hogar. La presencia de su abuelo le intimidaba, pero en esos momentos la tranquilizaban hasta lograr que su cuerpo se relajara y comenzara a dormirse.

Se acurrucó entre la cuna que su abuelo había formado para ella con sus colas.

-Abuelo.. Quiero ir a casa, tengo sueño...-

Dijo soltando otro bostezo que cubrió nuevamente con sus manos.

-Volvio a tomar su forma original pero más compacto, aun así el era grande midiendo 3 metros de alto, sus colas surgen ahora acobijando a su nieta en modo de cuna.-

Es que ella no tenía filtros al hablar, solía decir todo lo que pensaba por lo que no pensó en lo que decía y muchos pensó en que su abuelo podría enojarse por aquello.

Sus ojos se cerraron tras aquellas caricias en sus cabellos y se aferró un poco al abrazo. Las manos de su abuelo eran calidas y suaves que rapidamente le dieron sueño, haciendo que soltara un suave bostezo que se cubrió con la zurda.

Es que ella se había imaginado un señor arrugadito, lleno de piel estirada para jugar, asi eran los abuelitos de sus compañeros de colegio.

-¿Y tus arrugas?..-posó las manos en el rostro de este y le movió las mejillas en busca de alguna señal de arrugas pero no encontró nada.

-Ufa...- Protestó haciendo una leve puchero con sus labios sin embargo dio un pequeño salgo para colgarse de este y abrazarlo. Había deseado conocerlo desde hacía ya un tiempo.

-Me alegra conocerte por fin~-

Su mirar se posó en el rostro de el que estaba frente a ella y le ofrecía la mano. Luego pasó a fijarse en la mano de éste con desconfianza y volvió la mirada a su padre como si buscara que éste le diera permiso de acercarse.

A paso lento y tímido salió de su escondite para posarse frente al contrario que ahora resultaba ser su abuelo. -No pareces tan viejo como para ser abuelo...- Admitió con sinceridad tomando la mano del pelirrojo mayor.