— ¡No estabas bromeando! ¡De verdad saliste a hacer ejercicio! — A sabiendas de la actitud perezosa de la Diosa él no le creyó en lo más mínimo que saldría a hacer ejercicio, por eso la siguió y efectivamente observó que se estaba ocupando de su estado físico, aunque técnicamente esto no fuera del todo necesario y cuando ella se detuvo decidió hacer aparición, aunque también reveló que la estaba acosando cuando notó que ella se chocó con...Algo...— ¿Y esto? ¿Por qué hay un muro de vidrio en medio de la plaza? —se llevó la diestra hacia su propia nuca, rascó sus cabellos con muy obvia incertidumbre, aunque a pesar de su tono de voz no perdió la sonrisa de su rostro.