¡Oh, no! Un rebote de su magia temporal que lanzó sobre el gato se volvió sobre ella y la envejeció a milf. Debió suponer que adelantar mucho el ciclo de vida de un animal podría ser rechazada por volver huesos al pobre felino. «Nada de oscuridad sobre tus dedos cuando se trate de hechizos» le reprochó una vez el sabio árbol ni bien la vió volver de su estado vegetal, en su juventud.
Tampoco a ella le agradaba, le respondió al felino atacado que todavía tenía el pelo erizado y una mirada de ultratumba sobre ella y su extraño e incómodamente pulposo físico.
— Mí hermana me ha dicho qué son las moras. Luego de tanto tiempo comiendolas en estado silvestre, jamás había sabido su nombre. ...y es un bello color en verdad, gracias. — sonrió tenue y con la paz de un lago solitario.
— Seguro es por mí cabello platinado. — se sacudió este para despeinarlo con más naturalidad entre sus dedos zurdos todavía quemados por el casteo anterior. Sentía la cabeza despejada y libre. (?)
