— ¿Haah? No puedo esperar tanto. — Respondió encogiendo los hombros. Ahora su semblante estaba más apagado, pero se recompuso de inmediato. Iban a ser días demasiado difíciles consigo misma, de ser así.
— ...Pero avísame cuando tengas. Yo ya te dí lo mío. — una gota caía por su sien, nunca fue tan fácil.
Esa es una buena pregunta, quizás pronto quizás no. -Se llevó la mano libre al ojo diestro para cubrirse el rostro, recordó que no era quién sea y se trataba de cierta amistad con quien no estaba en muy buenos términos, un francés psicópata, completamente demente y obsesionado con la química, una molestia con quién socializar en general por sus delirios de locura.-
— ¡A quién sea! ¿Y cuándo vas a tener? . — con ahora sus manos libres escondió los brazos bajo la capa, pero continuó con ese semblante curioso y casi atrevido. Llevaba tiempo sin consumir.
Pues no tengo a mano pero...-Se rascó la sien con la diestra y solo asintió, arrugando la cara por tener que recurrir a ello y tomando el arma peligrosa, no consumía esa droga en específico y sabía los peligros, pero en un organismo con una regeneración así tal vez no sería tan preocupante, no quedaba más que experimentar.- Está bien, veré a quién llamo...
— ¡No me interesa! ¡Te lo cambio por heroína! — ensanchó esa sonrisa de labios oscuros, al verle tan curioso por su chatarra y quererle ofrecer algo, simplemente torio la opción más acertada para ella.
-Alejó el periódico de ella y lo posicionó al frente casi como si de un escudo se tratase a pesar de que era completamente inútil por ser simple papel.- Creo que ya sé muy bien cuando es mentira.
-Rió entre dientes, de todas formas que llevaba sus guantes cubriendo sus manos y con el de la zurda no dudó en atrapar un extremo de aquella arma contundente acercándosela a sí mismo sin tomar algún daño.-
De todas formas las púas la hacen un arma menos práctica, no solo porque cuesta más manejarla sino que te vas a cortar usando esto...Si quieres te consigo uno metálico (?)
— ¡Nada! ¡Si esto es mío! — dijo, con un enorme bate lleno de púas. Mentira, se había metido a la casa de un viejo al cual infartó del susto, y ya que estaba el mal hecho, robó un arma que el pobre infeliz utilizó de joven.
Sus orejas bajaron al ver el periódico. No le gustaba ese sonido.
