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The end of the beginning.
 
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Los roedores se erizaron y escondieron tras de sus hebras, mientras que la que se asomaba por debajo de volvía a meter en su bandolera.
Enarcó una ceja y frunció el ceño con la reacción del animal, pero pronto comprendió su naturaleza, y dado si tamaño y características tan amenazantes al principio ya había imaginado bajo él y con la cara y el pecho desgarrados.
Bajó la pierna y se giró para así apoyarse en la roca, cruzándose de brazos. Mantuvo aquella posición en espera sin bajar el alerta, para observar detenidamente su conducta.
— Ven, no te haré nada. — Comentó amigable, aunque prosiguió. — ...a menos que intentes atacarme, ahí veremos cuántas puñaladas aguantas. — Se dejó llevar, este bicho no parece entender el idioma.
 
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