El susto nuevamente lo hizo encrisparse, sus garras salieron y la cola se elevo unos cm, pero luego de eso retomo una postura mas dócil, miraba un momento con su ojo central mientras ella armaba algo con sus dedos, envolviendo un papelillo hasta que ladeo su rostro, olfateaba un aroma diferente esta vez. — . . . — Luego de escuchar ello le miró mas intrigado, luego de pararse en sus patas traseras y delanteras, vió como ella se marchaba en otra dirección, y la criatura solo se subió a la roca donde ella estaba para raspar la misma con sus garras, marcando un poco la zona antes de bajarse, y desaparecer de nuevo entre los matorrales.
Inmutable, continuó viéndolo de reojo y con un vago interés. Observó su piel y su grosor, la ubicación de sus ojos, el tamaño de sus garras y hasta la forma de caminar de este de forma indiscreta. — ¿Qué te debo? ¡¿Ah?! — Intentó asustarlo con el tono de voz, pero a sabiendas que solo vendría un silencio, acomodó la bandolera sobre la roca y buscó los materiales para armar un cigarrillo. Jugaba con el papel y el aroma de la mezcla acomodándose sobre el papelillo era excelente. — No busco mascotas, ni siquiera quiero las que tengo. — Comentó mientras lamía el borde del papel mientras giraba el cilindro entre sus dedos, volteando otra vez para mirar al desconocido monstruo. ...¿Aunque quizás podría utilizarlo?. Encendió el cigarrillo, tomó el bolso y comenzó sin más a caminar lejos del bicho.
En breve ya la criatura estaba emergiendo de ese escondrijo poco funcional para corre hacia ella veloz y directamente hasta la mujer de cabello como el marfil pero justo cuando hubo señales de que la iba a embestir, acabo frenando justo a su lado, previo a eso solo descanso sus partes posteriores en el piso y enterro las garras en la tierra para finalmente volver a tener contacto visual con ella, solo unos segundos antes de echarse nuevamente en el suelo pero aquella larga cola se sacude ansiosa siendo la parte mas honesta del estado emocional de la quimera.
— ! ! ! —
Todo parecia ser la actitud de un infante, un cachorro quizás, aun que entendia muy bien el idioma.
Los roedores se erizaron y escondieron tras de sus hebras, mientras que la que se asomaba por debajo de volvía a meter en su bandolera. Enarcó una ceja y frunció el ceño con la reacción del animal, pero pronto comprendió su naturaleza, y dado si tamaño y características tan amenazantes al principio ya había imaginado bajo él y con la cara y el pecho desgarrados. Bajó la pierna y se giró para así apoyarse en la roca, cruzándose de brazos. Mantuvo aquella posición en espera sin bajar el alerta, para observar detenidamente su conducta. — Ven, no te haré nada. — Comentó amigable, aunque prosiguió. — ...a menos que intentes atacarme, ahí veremos cuántas puñaladas aguantas. — Se dejó llevar, este bicho no parece entender el idioma.
La presencia de pequeñas alimañas para un futuro alimento le intereso pero toda su atencion se desvio en la piedra que arrojo la albina e hizo que diera un salto y media vuelta para alejarse varios metros pero continua en el rango visual de la mujer. Y de hecho no se oculta nada pues su cola se mueve de un lado a otro interesado en saber si era alguna clase de nuevo juego con ella asi que vuelve a asomar su cara de detras del arbol donde se oculto.
Dos de las ratas que compartían hogar con ella se asomaron por sus hombros, otra por la cintura. Casi comportándose de la misma forma, las cuatro albinas incluyendo a la cornuda, olfatearon la esencia del extraño ser. Sin bajar la pierna flexionada apoyó también el brazo con cierta confrontación en ella al verle un poco más confiada del actuar ajeno. En su mano zurda y libre tenía una pequeña piedra que usó para lanzarla a la frente del bicho para ahuyentarlo. — Fuera. — Dió pisotones sobre la roca donde apoyaba la pierna y amagó a ir sobre él para hacerlo correr.
Y la quimera solo se aproxima a ella sobre sus cuatro extremidades hasta estar a una distancia muy escasa mientras el olfatea el aire por igual analizando su aroma detenidamente.
Abrió los ojos, y buscó su alrededor conforme olfateaba el aire. Algo la observaba y no tardó en fijar la vista a ese ser. Pero le imitó al solo querer incomodarlo con la mirada indiferente.
