— Hahaha... Claro que lo sé, realmente son sustancias bastante dañinas, aunque... no me preocupo por ellas, aunque mi amada sobrina me pidió no volver a fumar un cigarrillo, ando buscando alternativas...

Agregó mientras se divertía al observar las expresiones ajenas, no le molestaba aquella afirmación sobre comerse a un humano, era algo que en repetidas ocasiones ya había escuchado y visto de diversas criaturas.

Dio una calada adicional, para sostenerlo un mayor tiempo en su interior antes de exhalar, quería seguir sintiendo aquellos efectos adormecedores un poco más.

— Creo que también le dicen el dragón volador... o marihuana... — comentó tras unos segundos mientras exhaló.

Su nariz no paraba de absorber todo el denso y grisáceo humo que exhalaba el contrario al fumar. Casi de forma instantánea podía sentir su cuerpo relajándose, incluso aunque no fuese de su preferencia.

— ah~ — suspiró.
— Mary Jane....— pensó con la vista al aire.— debe ser índica. ¡Y por supuesto que es mejor! ¿No te has enterado de la cantidad de cosas rarísimas que le meten a eso que fuman? ¡Qué asco! Jamás me comeré un humano fumador de tabaco. Han de tener sabor a laboratorio. ¡Arhg!. ..... — de gruñona recordó olfatear el aire, con profundidad al inhalar el entorno del contrario. Casi por inercia, sus hombros cayeron al exhalar, hasta soltaba despojos de humo que él había desechado de sus pulmones.

Dando una suave calada al cigarrillo encendida este de dedico a deleitarse y perderse en el adormecedor efecto de dicha hierba, induciendo un suave estado de relajación.

— ¿Ah? ¿Esto? Bueno es algo que un chico me vendió en una plaza cuando visitaba México, le llaman Mary Jane... Es algo curioso.

Comentó despreocupado, alzando sus hombros mientras dibujaba aquella relajada sonrisa en su rostro.

— Debo admitir que es mejor que un cigarrillo común.

Negó con la cabeza repetitivamente. No comprendía, pero se le notaba el alta amable a leguas, sabía que se disculpaba de más, cuando ella despreocupada, ni siquiera pensaba un por qué.
— Va, va. — le cortó. En los segundos que le miraba encender su cigarro, su respingada nariz comenzó a pasearse por el aire. Se quitó el chupetín de la boca, y lo señaló con éste un par de veces mientras que con la otra guardaba de nuevo el encendedor.

— No hay de qué, yo ni siquiera hablo bien este idioma...¿Castellano?. ¿Qué es eso que fumas? — cuestionó haciéndose la desentendida, pero su cola se meneaba curiosa y el cambio de tema había sido tajante.

— ¡Oh! ¡Oui, oui! ¡Merci!

Acercó un pequeño cigarrillo de papel, parecía haber sido envuelto manualmente, hacia la llama que le ofrecía. Aquel había mantenido su sonrisa amablemente, al igual que despreocupado por aquella ligera burla hacia el, le era complicado a veces seguir la costumbre lingüística, incluso tendía a mezclar idiomas.

Lentamente encendía hasta que un ligero aroma a marihuana comenzaba a ser perceptible.

— Oh, merci beaucoup... Dispensame, a veces me confundo. Al menos lograste entenderme.

Su entrecejo mostró confusión, hasta desagrado mientras intentaba leer sus labios y traducir en su pobre cerebro; Pero resumió.

— Te felicito por todo. — le bromeó, socarrona.
— Solo entendí que quieres esto. — directamente su mano zurda salió de su bolsillo con un encendedor violeta y machacado, el cual hizo chispear repetidas veces, unas seis, hasta que la llama permaneció sin fallar.
— Tienes suerte, nunca he visto a alguien errar tanto, y que aún así estuviese en lo cierto. — Parloteó con la boca llena, masticando y rompiendo parte del caramelo en el interior de ésta. La llama moría de a ratos, por lo que volvía a insistir, acercando más el encendedor al desconocido de idioma peculiar.

— Bunjour Mademoiselle, excusez-moi... ¿Tiene fuego?

Dijo aquel azabache tras acercarse a la mujer, sin notar que lo que traía en la boca podría ser un caramelo en lugar de un cigarrillo. Así mismo su acento era obvio, europeo, más especifico en francés, el cual le era difícil ocultar.