Hace ya mucho se le creía invencible, antes de que Rávana muriese su poder fue el que le dio el trono al destronar personalmente a su hermano Kúbera, y posteriormente el de los tres mundos; y al comienzo del Ramaiana se le presenta como el gobernante de todas las razas mortales y divinas, con tanto poder que podía ordenar al sol salir o ponerse.
Aunque solo fuese una vil ilusión, su meta a conseguir.