—Aquella ocurrencia la hizo parpadear un par de veces.— No suena descabellado, pero qué podría contarte a ti. —Soltó una risilla. Ahora sus garras se habían enganchado a los bordes de su máscara.— Lo descabellado sería que yo fuera un clon. —Hablaba distraídamente, pues su curiosidad felina la impulsaba a "sólo echar un pequeño vistazo"; ¿se había rasurado ya? Esperaba que no. En eso pensaba mientras dejaba a la vista unos milímetros de su piel, hasta que la red impactó en su cadera, cosa que la hizo sobresaltar y hacerle un pequeño tajo en su barbilla.— Esa ciudad. —Asintió con firmeza, decidiendo guardarse el secreto para después.— No perteneces a este rancho. —Le recordó, rememorando un pedazo de su última conversación de cama.—