KaiAkachiYuturiBlack is using SimilarWorlds.
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Me gusta el rol Yaoi y Hemtai. Como también el Aventura y el Battle.
About Me
About Me
[center][i]Nombre: Kai Akachi.

Apellidos: Yuturi Black.

Edad: 519 años.

Raza: Demonio, clasificación; Vampiro. (Los vampiros eran considerados antes parte de la raza de los demonios)

Estado; Vivo.

Orientación sexual: Bisexual. -Suke-

Vive: Ciudad de Deli, 5to circulo infernal.

-El infierno visto por Sandro Botticelli, es descrito como un laberinto de 9 círculos, donde cada circulo tiene un dios y guardias. Cada circulo esta diseñado para castigar distintos pecados.-


Familia:
Lucia Black, (Tia)

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Akane Black (Madre)

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Blue Black (Tia)

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[center]Historia:

SIN TERMINAR.

DESCUBRIENDO LOS CÍRCULOS INFERNALES: DANTE Y VIRGILIO.

Ante Infierno

Justo después de entrar al Infierno se encontraba un espacio en el cual penaban las almas que habían vivido sin cometer méritos ni infamias. Los inútiles, los indecisos, aquellos que a su paso por el mundo no habían dejado huella estaban condenados a correr sin reposo, desnudos, perseguidos por insectos y avispas que los picaban en todo el cuerpo. Su sangre y sus lágrimas, al caer al suelo, alimentaban a una serie de repugnantes gusanos. Estas almas estaban condenadas a nunca cruzar el río Aqueronte, pues carecían de la voluntad para tomar tal decisión.

Primer círculo: Limbo

Se trata del Limbo: en él se encuentran las personas que no han recibido el bautismo y que nacieron privados de la fe, no pueden disfrutar de la visión de Dios, pero no son castigados por algún pecado (por eso es llamado también ante infierno). Su condición ultra terrena tiene muchos puntos de contacto con la concepción clásica de los Campos Elíseos.

Segundo círculo:

Aquí comienza el verdadero Infierno: de hecho encontramos a Minos que juzga a los condenados según el mito ya presente en Homero y Virgilio.

En el segundo círculo están castigados los pecadores incontinentes y en particular los lujuriosos: ellos son empujados por el aire, vencidos por la tormenta infernal, evidente contrapaso (por analogía) de la pasión que los abrumó en vida

Tercer círculo

En el tercer círculo, Dante y Virgilio continúan encontrando pecados incontinentes, en particular golosos:

ellos están inmersos en el fango, bajo una lluvia incesante de granizo y nieve, y golpeados por Cerbero, guardián de todos los ínferos según la mitología clásica pero aquí relegado a guardián de solo el tercer círculo.

El contrapaso es más complejo respecto al anterior círculo pero se puede ver igual: en el fango en el cual están obligados a arrastrarse un antítesis del uso refinado que hicieron en vida en el sentido del gusto y, en la avidez del guardián que los maltrata, un reflejo de la avidez y la codicia. En conclusión, se puede decir que está potenciado al máximo el aspecto bestial de la avidez de comida, como se nota también en la degradación que sufre el mismo Cerbero.


Cuarto círculo

Los pecadores de incontinencia del cuarto círculo son los avaros y los pródigos, condenados a empujar enormes pesos de oro, divididos en dos grupos que cuando se encuentran se injurian: la grandeza del peso que los oprime simboliza la cantidad de bienes terrenales que acumularon o gastaron, dedicándose enteramente a esto en vida.

El guardián del círculo es Plutón, rey del Averno, que Dante confunde quizás con Pluto, dios de la riqueza.

Quinto círculo

Este círculo es el último en el cual se encuentran pecadores castigados por su incontinencia: aquí están los iracundos y los perezosos, los primeros inmersos y los segundos sumergidos en el pantano del Estigia. Los primeros estuvieron inmersos en el fango de su propia rabia, y ahora se golpean y se injurian eternamente, mientras los segundos gastaron su vida en la inmovilidad del espíritu, y por eso están hundidos, privados de aire y palabra así como en vida se privaron de las obras.

El custodio, también barquero sobre el Estigia, es Flegias, alegoría de la ira: su figura es tomada de la mitología, siendo él el rey de los Lápitas que incendió el templo de Delfos para vengarse de Apolo, que había seducido a su hija, como narran Virgilio y Estacio.

Algunos han planteado la hipótesis de que en el pantano se encuentran los soberbios y los envidiosos, porque no se encuentran en ninguna otra parte: pero viendo bien son infinitos los modos en los cuales un hombre puede pecar, y por eso las culpas están repartidas en grandes categorías, según una justicia divina inescrutable para la lógica humana. Notamos después como la soberbia y la envidia serán castigadas en el Purgatorio no como culpas precisas, sino como tendencias del carácter, diferencia que bien distingue a los dos reinos.

Sexto círculo:

El sexto círculo está dentro de los muros de la ciudad de Dite, en la mitología homónimo de Plutón, y acá vigilada por una multitud de diablos y por las Furias o Erinias. Ellas son tres: Megera, Alecto y Tisífone, y son las diosas de la venganza, que personifican el remordimiento por un delito cumplido que perseguía al criminal.

Aquí son castigados los herejes (entre los cuales los epicúreos, que negaron la supervivencia del alma) en sepulcros en llamas: la idea probablemente está tomada de la pena a la cual estaban castigados los herejes en los tribunales terrenales, es decir la hoguera, en cuanto el fuego era considerado símbolo de purificación y correspondía a la luz que ellos pretendían expandir con sus doctrinas. En el Infierno los seguidores de cada secta están juntos, en contraste a la discordia y a la división que en cambio llevaron en la Iglesia, mientras que el sepulcro alude a la negación de la inmortalidad del alma.

Los heresiarcas no están incluidos en las grandes categorías de la incontinencia y de la malicia, sino que forman una clase distinta: ellos de hecho creyeron poder escapar al juicio normativo de Dios, pero no fueron inmunes del castigo. Naturalmente son distintos también de los condenados del primer círculo, los cuales no son verdaderos condenados en cuanto la de ellos fue simple ignorancia, y no una libre elección.

Séptimo Círculo

Al séptimo círculo se accede después de haber superado los restos de una grieta, provocada por el terremoto que movió la tierra al morir Cristo. Ella marca una neta diferencia de la parte superior del Infierno: de hecho los condenados de los últimos tres círculos son culpables de haber puesto malicia en sus respectivas acciones. El custodio del círculo es el Minotauro, que representa la «loca bestialidad», es decir la violencia que equipara los hombres a las bestias. Aquí son castigados los violentos, divididos en tres grandes giros:

(Buscar giros en el blog.)

Octavo círculo

El octavo círculo aún castiga a los pecadores que usaron la malicia, pero esta vez en modo fraudulento contra los que no son de confianza. Tiene una forma muy peculiar que Dante describe con cuidado: está ubicado en un profundo foso en el medio del cual hay un pozo (la parte más profunda del Infierno); entre el banco y los pozos se excavan diez inmensa zanjas conectadas por acantilados rocosos que actúan como puentes (que, sin embargo, el de la sexta fosa se derrumbó por el terremoto que siguió a la muerte de Cristo): estas zanjas son las diez fosas del octavo círculo, llamadas colectivamente "Malebolge", un término acuñado por Dante como los nombres de los demonios que guardan algunos hoyos, como los Malebranche de la quinta (bolgia originalmente significaba "bolsa", mientras que su uso moderno naturalmente deriva de la Divina Comedia). El custodio de Malebolge es Gerión, símbolo de fraude, según las palabras del poeta que lo presentó en el Canto XVII (v. 7 "imagen sucia de fraude). De hecho, él tiene "cara de hombre justo" y el cuerpo de serpiente (otra imagen emblemática del mal de las primeras páginas de la Biblia), y su cola bifurcada representa la subdivisión entre el octavo y noveno círculo, es decir, respectivamente, el fraude hacia quienes no se confía, y contra los que se confía, mientras que la piel multicolor representa la diversidad del engaño, como se ve en las diez fosas.

(Buscar fosas en el blog.)

Noveno Círculo

El noveno y último círculo del Infierno castiga todavía a los culpables de malicia y fraude, pero esta vez contra quienes se fiaron. El noveno círculo está materialmente separado del precedente por un inmenso pozo, y en la estructura misma del poema está resaltado por la inserción de un "canto de pasaje", pero igualmente muy importante. En este pozo están castigados los gigantes, que están fuera de la estructura ternaria del Infierno de la misma forma que son extraños a la naturaleza humana, más allá de que se parezcan: ellos son al mismo tiempo condenados y custodios del último círculo, que está de esa forma encuadrado por titánicas figuras de rebeldes contra la divinidad, los Titanes justamente que se rebelaron a Júpiter y Lucifer que a pesar de ser el más bello y potente de los ángeles se rebeló contra su creador. Ahora, por contraste por haber querido elevarse usurpando un poder que no es de ellos, todas estas figuras están inmovilizadas en los más profundo del Infierno: aquí en particular encontramos a los gigantes, encadenados a las paredes del pozo desde el ombligo hacia abajo. Solo Anteo está en parte más libre, dado que no participó en la guerra de los hermanos contra Júpiter.

(Buscar zonas en el Blog)
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[c=#0000E5]Mama! Mama! ¡POR FAVOR NO ME DEJES YO ME PORTE BIEN TE LO JURO![/c]

Me interesa conocer distintas personas. Sin interés sentimental mas aya del rol.