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KagomeHigurashi1566345 · 18-21, F
El instante en el que InuYasha había descendido de su vehículo, ella se había agachado a recoger la sandalia que yacía rota sobre la hierba. Fue en ese momento que el cambio de peso a sus espaldas casi le hace perder la dirección del manubrio.
Al volver la vista al frente todo lo que vio fue la sonrisa llena de complicidad que él le dedicaba; sonrisa que le devolvió con el mismo afán.
—¡Sujétate, Moroha! —entregó en sus manos el calzado hecho jirones y aguardó a que se acomodara en la canasta para reafirmarse en el asiento y descender colina abajo, lo más rápido que esas desgastadas ruedas pudieran andar.
Al volver la vista al frente todo lo que vio fue la sonrisa llena de complicidad que él le dedicaba; sonrisa que le devolvió con el mismo afán.
—¡Sujétate, Moroha! —entregó en sus manos el calzado hecho jirones y aguardó a que se acomodara en la canasta para reafirmarse en el asiento y descender colina abajo, lo más rápido que esas desgastadas ruedas pudieran andar.
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