« Back to Album
— Siempre debes pensar en más de una estrategia. Imagina que tienes un tablero de ajedrez delante, cada uno de tus movimientos a realizar será una nueva estrategia que deberá evolucionar de acuerdo a los movimientos de los demás. Es complicado, pero una buena táctica y un correcto análisis te ayudará a obtener lo que buscas.
 
Newest First | Oldest First
SK1581973 · F
//Por mi está perfecto 💙 me gusta mucho leer tus turnos. Justo ando leyendo ;A; y jaja, me pasa, luego ando ahí borrando y editando porque no se responder y prestar atención al chisme a la vez </3 pero es inevitable jaja. Al menos ya juntaste las vaquitas.(?) Y al contrario, gracias a ti que siempre respondes bien bonito, no es horripilante.
| Me emocioné y me pasé de más. Me hace daño tener chisme a la mitad de un intento de responder un rol porque se me van las vaquitas sumerias al monte [???] Gracias por tanto y perdón por tanta horripilante cosa xwu.
Aquello no era otra cosa que un libro, una de esas populares novelas que había llegado a apreciar en la Isla Narukami durante sus primeros días de visita en la Editorial Yae. Lo hojeó un poco, sin cuidado alguno delante de la sacerdotisa y terminó por detenerse en una página, aparentemente, al azar.— ¿Sabes, Sangonomiya Kokomi-san? Creo que tu estrategia se parece un poco a ésta, la que muestran en el capítulo cinco durante la batalla. ¿No crees que es bastante curioso como la ficción se parece a la realidad a veces?
Desconozco cómo han sido tus experiencias hasta ahora en el campo de batalla y cómo has logrado manejar a tus tropas. Pero si han logrado obtener la victoria, quiere decir que has hecho un buen trabajo liderándolos, lo único que podría faltarte creo yo, es creer un poco más en tus habilidades y dejar que éstas fluyan naturalmente. —La calma se notó en su voz y también en esa forma que la miró, con toda la seguridad que podía brindarle y también toques de orgullo que dejaba entrever su ojo azul. Porque se sentía orgullo de que alguien como ella pudiera llegar a pedirle consejos a él, después de todo, no era lo mismo tener una guerra contra la Orden del Abismo que enfrentarse a su propio Arconte y las reglas que había creado. Sin embargo, poco le duró la sonrisa cuando se giró ligeramente, sobre la silla, para hacerse de un objeto que terminó llamando su atención.
Kaeya suspiró con hastío y pesadez, de una forma tan profunda y pareció el mismo sentirse culpable de evocar memorias así. Pero era importante que, de alguna forma, no solo se compartieran los mejores consejos para lograr el éxito, sino que también darle la oportunidad de conocer las malas experiencias para encontrar un equilibrio entre lo que debían y lo que podían hacer. A final de cuentas, no importaba qué tan inteligentes, fuertes o poderosos fueran, lo único que importaba al final era la capacidad de tomar decisiones para lograr un fin común que les diera una ventaja sobre los demás. Las vidas, los heridos, los daños materiales no importaban demasiado si podían aportar un grano a esa interminable cosecha por la paz.
— Pero también se fijarán en ti con desesperación, con miedo, con rabia, con rencor y dolor; lo harán cuando las cosas se salgan de control o al más insignificante detalle que no ocurra como lo has planteado. Y si tu mente siempre está ocupada en perfeccionar tu técnica, no sabrás cómo solucionarlo en cuestión de segundos, no podrás darles las indicaciones necesarias porque tu mente se lo preguntará una y otra vez: ¿En qué fallé?

Y no es que se estuviese viendo reflejado en ese momento como el Capitán de Caballería, como el valioso e importante estratega que se había vuelto en Mondstadt, no, era más una pregunta que nacía a causa de un evento que llegó a salirse de sus manos y no logró controlar, una pregunta obligada que siempre estuvo ahí presente y se reflejó en más de una ocasión al calor de las velas, para redactar sus informes, o de una copa de vino para ahogar las penas.
Algunos dudaban de su potencial, otros parecían escuchar atentos y había muchos otros que simplemente no se decidían a tomar un bando, pero debían estar ahí por la responsabilidad. Y también estuvo ahí, en su mente, la primera vez que tuvo que tomar una decisión contra reloj y con la presión de los demás encima. Así pues, su sonrisa de a poco se fue transformando en una mueca de desagrado y enfado, porque muchas veces se dependía demasiado de la precisión que las decisiones apresuradas debían tener. Era cuestión de segundos en los que se debía analizar el terreno, la situación, las rutas alternas, evaluar los cinco o seis planes que hubiese descartado antes por su complejidad y reorganizar todo en el menor tiempo posible para evitar que la parálisis por el miedo o la baja en los ánimos hicieran de las suyas para debilitarlos.
Siempre intentando tener tacto y una perspectiva más visionaria que no se dejaba cegar fácilmente por lo encantador que podía ser un futuro próspero, prometedor y lleno de escenarios perfectos donde el único herido sería el orgullo del enemigo.

No son solo las acciones quienes deben hablar por un estratega, no se trata solo de eso y de las promesas que puedas hacer. Eres el cerebro del ejército o de las tropas que tienes a tu cargo, en ti se posarán las miradas durante las reuniones tácticas, durante los momentos que explicas tu plan con detalle y devoción, siempre segura de que se cumplirá a la perfección sin el menor retraso.—La voz de Kaeya sonó segura, tan animada como si estuviese viendo alguna especie de película vieja donde recordaba su primer plan táctico, esa sensación de nerviosismo que le recorría de pies a cabeza cuando la mirada de todos en la sala se centraba en él.
[ . . . ] salir fácilmente de cualquier situación con el mínimo esfuerzo y los mínimos daños; pero para ello, seguía faltándole una visión diferente del mundo, una visión egoísta donde lo único que podía importar era ganar y nada más, sin interés alguno en los métodos o las prácticas ruines con las que se debía jugar de vez en cuando para generar el escenario idóneo que permitiera la victoria con la menor cantidad de bajas posibles para alguien que apreciaba con demasiada fuerza a los suyos.

Un estratega que se prepara constantemente no está mal, pero ello significa que entonces nunca sabrá disfrutar de los momentos de paz. El descanso siempre es importante para que la mente no termina atrofiada. —Una vez que ella terminó de hablar, aprovechó la oportunidad de hacerlo él.
[ . . . ] era cierto que en ocasiones era demasiado confianzudo y también demasiado coqueto, pero establecer vínculos más fuertes que eso, no era algo a lo que Kaeya estuviera habituado. Ni como persona ni como estratega si estaba dispuesto a poner en peligro tantas vidas como necesitara para la misión en la que sea que estuviese involucrado; después de todo, aislar los sentimientos y mantener la confianza de los demás era lo único que importaba al momento de mover cada una de sus piezas sobre el tablero.

Una vez que ella terminó de hablar, Kaeya el dirigió completamente la atención de su mirada y, por unos instantes, se perdió en esa sonrisa tan brillante y pura que le brindó. Palabras que no dudaba se hicieran realidad con el paso del tiempo, con la capacidad que tenía para liderar una guerra y encontrar la forma de salir victoriosa sin tener los recursos necesarios, tarde o temprano Sangonomiya Kokomi se convertiría en una estratega que podría [ . . . ]

Add a comment...
 
Send Comment