Una explicación sencilla, sin demasiados detalles innecesarios que aclarar de por medio. Pero, aun así, debía persistir como la víctima de su propio juego. Irremediablemente, se llevó la diestra al pecho y mostró una expresión llena de indignación, dolor y ofensa.
— ¿Crees que sería tan cruel para obligarla o amenazarla con tal de que haga las labores que no deseo? Jean me castigaría si se entera que fui capaz de hacer algo así. Lo cuál, claramente, no es así. Si quieres puedes preguntarle tú mismo.

Como siempre, Albedo parecía tener la respuesta perfecta para cualquier situación por muy vergonzosa que fuera. Tal vez el hecho de que no se inmutara, como cualquier otro lo haría, era razón suficiente para dejar de fastidiarlo. Pero eso no iba a suceder, no cuando aún tenía la oportunidad de intentarlo. Sin embargo, fue imposible que sus labios no mostraran el disgusto que su reacción, de culparlo en primera instancia, le causara; Albedo era perspicaz y muy directo para sacar buenas conclusiones.
— Es tímida, pero es mejor socializando que tú, deberías aprender de ella alguna vez. —Levantó los hombros, pero terminó incluso levantando los brazos para librarse de toda culpa y acusación. Fue allí que, con la confianza, recuperó la sonrisa animada en su rostro.— Ya te lo he dicho, me debía un favor y decidí tomar ahora la oportunidad de cobrarlo. Le expliqué la situación detalladamente y ella amablemente aceptó.

Dejó escapar un leve suspiro. Tratar con el caballero siempre le resultaba agotador. Y es que, aunque las relaciones personales le parecían agotadoras, eso no significaba que no las entendiera. Y por algún motivo, la suya con Kaeya se basaba mucho en comentarios cómo este. Sólo le quedo responder desganado, hasta agotado.
— No me molesta que este ocupada contigo, pero tiene sus propias investigaciones. Sucrosse no es buena para tratar con la gente y estoy casi seguro que la presionaste de algún modo. —
Cruzó sus brazos a la altura del pecho, fijando su mirada en el más alto.

Fue inevitable no reír ante tan perfecta respuesta del alquimista. Sin embargo, aquello no evitó que una sonrisa socarrona se formara en los labios del capitán.— No me estoy aprovechando de ella, como te dije, tan solo estoy cobrando un favor. Es un intercambio equivalente nada más y, como dije antes, tiene talento para redactar informes con eficiencia. ¿Te molesta que esté ocupando su tiempo conmigo y no contigo? —Inquirió, curioso y pícaro, antes de dirigir toda su atención hacia Albedo.

Carraspeó, aclarando su voz antes de responder a tal cuestionamiento tan... típico del capitán de caballería. — Sucrosse es mi asistente, no mi novia. Y no deberías aprovecharte de ella para que haga tu trabajo. —

La chica de las gafas, habilidosa con las manos para redactar inmensos archivos de investigación, su nombre era... Sucrosse, sí, eso. Aunque si no es tu asistente, ¿es tal vez tu novia? ¿Hay algo que este muchacho no haga bien?[?]

¿Secretaria? Pero no tengo una secretaria... ¿Seguro que apenas te empezaste a embriagar? (?)

Alguien me debía un favor, así que... Tu secretaria lo está haciendo por mí, ojalá sea la mitad de buena que tú. [?]

¿Dejaste ordenado tu papeleo?(?)