Esa era una treta perfecta en la que mataba dos, o incluso más, pájaros con una sola flecha. Klee tendría su día de pesca extrema divertida con ambos y, además, se salvaba de recibir las mordaces observaciones, señalamientos y ofensas que Diluc pudiera lanzarle. Él ganaba en cualquier escenario, Klee también y Diluc... Solo debía soportar un par de horas antes de que la desesperación terminara de carcomerlo.

— Relájate un poco, Diluc, ¿Crees que Jean la dejaría salir del confinamiento para vagar por Mondstadt llevando bombas? En esta ocasión no trae ninguna de esas bombas, solo trae cuentos y Dodoco viene con nosotros también. —Tal vez traía una o quizá dos bombas dentro de su bolso, una costumbre de la que no podía privarla, pero que sin duda no iba a dejarle utilizar por el bienestar de los peces.— Lumine le habló sobre ciertos peces que crecen en partes específicas y Klee quiere pescar uno para ella. Podemos comenzar en Levantaviento [...]