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— Eso lo sé... Lo sabemos muy bien. Pero algunos intentan saber quién se esconde detrás del antifaz, ya sabes, mera curiosidad de saber si será un aliado o alguien de quién realmente nos debamos ocupar. —Soltó una pequeña risa y, finalmente, le dio un largo sorbo a la copa. Era refrescante el sabor de un buen vino y una conversación como esa. — Aún así te agradezco la advertencia, pero no deberías preocuparte tanto por mí. Es bastante inusual que lo hagas, ¿o es que algo te preocupa sobre él?
De nuevo con el héroe oscuro, no es nada más que un loco con un arma. Deberías tener cuidado de él, puede que un día se vuelva en su contra y no puedan contenerlo.— No dijo nada más, solo se dedicó a tomar otra copa para limpiarla con un paño blanco viendo el reflejo de sí mismo en la parte ondeada del cristal.
— Lo está y lo estará por un largo tiempo. Puedes estar tranquilo de que en manos de la gran maestra intendente y la viajera todo estará bien. —Su atención se fijó en la copa, la cual tomó por el tallo con la mano derecha mientras que el índice de su izquierda recorrió el canto del cristal.— Hacemos lo mejor posible con el escaso personal que tenemos. Además, aunque odie admitirlo, un mago del abismo que escape de nuestras manos no es nada que el héroe oscuro no pueda solucionar, ¿no lo cree así, maestro Diluc? —Inquirió al mismo tiempo que levantó la mirada, de su único ojo, para observar atentamente al pelirrojo con esa sonrisa tan confiada que solía caracterizarlo.— Insisto, deberías relajarte un poco de vez en cuando.
Debo estar al pendiente, me interesa saber que Mondo se encuentra a salvo y no en manos de gente incompetente... Aunque por el simple hecho de que los magos del abismo son vistos más frecuentemente, sospecho que hacen lo mejor posible.— Deslizaría desde su lugar una copa con vino hacia el punto donde yacía el peliazul.
— Tan pendiente de nuestras actividades como siempre, pero hoy te equivocas, he terminado temprano y quise aprovechar que es temporada de muerte después del mediodía para descansar; tal vez deberías hacer lo mismo algún día.
—"Tiempo de descanso", no has terminado tu jornada del día de hoy, ¿No tienes otro lugar donde descansar?
— Este es mi tiempo de descanso después del trabajo, maestro Diluc. Si tuviera trabajo, ¿crees que rompería las reglas de los caballeros solo por un trago?
—¿No tienes trabajo por hacer?

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