31-35, F
Superheroina fitness [?] Justice League. Kriptoniana. Injustice [RP]
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WonderWomn · F
—Interesante.
Las agujas del reloj marcaban las doce del mediodía. Las calles de Metrópolis desbordantes de transeúntes y el perpetuo claxon de los automóviles conformaban un espectáculo de movimiento y ruido que daba una vida a la ciudad afín a la Gran Manzana. La señorita Prince recientemente había salido de una reunión con algunos diplomáticos provenientes de los puntos más delicados del continente africano. Las guerras no cesaban y el hambre y la enfermedad se propagaban como el polen en primavera. El periódico que sostenía entre manos se reducía a ser un recordatorio de la apabullante cantidad de problemas que se anunciaban al mundo cada hora, a cada minuto.
Si bien quedaban asuntos pendientes, Diana proseguía bebiendo de su café a las puertas del gran rascacielos del Daily Planet, un punto de referencia para que su amiga no tuviera opción de desviarse de su punto de encuentro.
Pese a que ya habían pasado más de diez minutos desde la hora concretada, su paciencia no se vio perturbada en ningún momento. Agradecía la responsabilidad que suponía ser puntual, aunque fuese una quedada para cualquier tontería. Pero le sería imposible disgustarse con la invitada de aquel día, chiquilla a quien apreciaba a sobremanera y trataba con la mano de una hermana mayor.
—Vamos, Kara. Corre. — susurró una voz que no logró escuchar más que en su mente.
Llegó a la conclusión de que semejante tardanza probablemente se debería a la poca costumbre de recorrer las calles caminando, y no volando, hábito posiblemente extraído de Clark al dirigirse al trabajo. Eran la misma sangre, al fin y al cabo.
Las agujas del reloj marcaban las doce del mediodía. Las calles de Metrópolis desbordantes de transeúntes y el perpetuo claxon de los automóviles conformaban un espectáculo de movimiento y ruido que daba una vida a la ciudad afín a la Gran Manzana. La señorita Prince recientemente había salido de una reunión con algunos diplomáticos provenientes de los puntos más delicados del continente africano. Las guerras no cesaban y el hambre y la enfermedad se propagaban como el polen en primavera. El periódico que sostenía entre manos se reducía a ser un recordatorio de la apabullante cantidad de problemas que se anunciaban al mundo cada hora, a cada minuto.
Si bien quedaban asuntos pendientes, Diana proseguía bebiendo de su café a las puertas del gran rascacielos del Daily Planet, un punto de referencia para que su amiga no tuviera opción de desviarse de su punto de encuentro.
Pese a que ya habían pasado más de diez minutos desde la hora concretada, su paciencia no se vio perturbada en ningún momento. Agradecía la responsabilidad que suponía ser puntual, aunque fuese una quedada para cualquier tontería. Pero le sería imposible disgustarse con la invitada de aquel día, chiquilla a quien apreciaba a sobremanera y trataba con la mano de una hermana mayor.
—Vamos, Kara. Corre. — susurró una voz que no logró escuchar más que en su mente.
Llegó a la conclusión de que semejante tardanza probablemente se debería a la poca costumbre de recorrer las calles caminando, y no volando, hábito posiblemente extraído de Clark al dirigirse al trabajo. Eran la misma sangre, al fin y al cabo.