Estamos con eso, otra vez. No somos bulleable. (?)

Se puso en modo pelea, alzando sus puños al aire con diversión. – ¡Siempre estoy preparado! –

—No me iré, esta vez me tendrás aquí molestándote las 24/7.— Resaltó la palabra "molestar", engrandeciendo lo último dicho con un tono de voz pronunciado mientras se cruzaba de brazos. —Así que espero estés preparado.— Cerró uno de sus ojos a modo de guiño antes de mostrar sus blanquecinos dientes en una enorme sonrisa.

Vio aquel gesto, así que no dudo de chocar la mano con su gran amigo, para luego estrecharlas, como siempre lo habían hecho. — No te puedes ir otra vez. — Le reprocho, haciendo un mohín infantil, para luego mostrar una sonrisa.

— Bien, sigo entrenando como siempre. ¿Qué hay de ti? —

En sus ojos se hizo presente un relampagueante destello que no pudo ocultar, y es que... ¿cómo podría? si finalmente, después de tanto tiempo, pudo reencontrarse con su más preciado amigo.

En cuanto lo tuvo enfrente, extendió la diestra con el propósito de chocar y estrechar la mano del contrario, aquella que tantas veces en el pasado le había brindado su calidez. —¡Ah!— Exclamó, expresando total acuerdo con aquel comentario. —Ha pasado tiempo, ¿cómo has estado?

No podía creer que su gran amigo, su compañero de aventuras, estuviera realmente aquí. Sus ojos brillaban por la emoción y su sonrisa no podía extenderse más de la felicidad. Llegó a su encuentro.

— ¡Qué alegría verte, Killua!

Llevó ambos brazos tras su cabeza, permitiendo que esta reposara tranquilamente sobre ellos mientras caminaba despreocupado entre la multitud. Fue entonces que una enérgica voz familiar lo hizo voltear de inmediato y, con una enorme sonrisa, devolvió el saludo con la misma emoción. — ¡Gon! Aquí estás. —

— ¡Killua! — Exclamó con evidente emoción en el tono de su voz.