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KTs1566709 · F
Detuvo su andar en seco y volteo enseguida para girarse y retornar la mirada a su madre.
– Sra. Tsurugi: Cuídense...
Dibujó una sonrisa amplia pese a que ella no podía notarlo y asintió en silencio para salir de la casa, afuera Satsu la esperaba para llevarla a su encuentro, decidió enviarle un mensaje a su amigo avisando que ya estaba en camino, mientras iba en camino asomaba la mirada por la ventana, veía a la gente pasar, los negocios con colores llamativos y la flora adornando la calle, cuando menos se dió cuenta había llegado a su destino, ya solamente faltaba esperar a que él llegara.
– Sra. Tsurugi: Cuídense...
Dibujó una sonrisa amplia pese a que ella no podía notarlo y asintió en silencio para salir de la casa, afuera Satsu la esperaba para llevarla a su encuentro, decidió enviarle un mensaje a su amigo avisando que ya estaba en camino, mientras iba en camino asomaba la mirada por la ventana, veía a la gente pasar, los negocios con colores llamativos y la flora adornando la calle, cuando menos se dió cuenta había llegado a su destino, ya solamente faltaba esperar a que él llegara.
KTs1566709 · F
Había llegado el domingo, Kagami mantenía en secreto a su madre la salida que tenía con Adrien por su pasado cumpleaños y ésto se debía a que si se mostraba emocionada recibiría algún posible regaño o la anulación de su permiso por no actual recatada así que prefería mostrarse lo más normal y tranquila posible frente a ella.
Faltaba media hora para las dos de la tarde, la hora en la que se citaron Kagami y Adrien frente a la catedral de Notre Dame, la feria estaba a escasos 20 minutos en autobús así que podrían ir y volver sin problema alguno, el día era soleado, no había trazos de nubes, todo pintaba para ser perfecto. Se alistó utilizando su uniforme habitual de camisa negra, saco blanco, falda a cuadros rojos y corbata de igual color.
– Madre, volveré más tarde.
Sin siquiera voltear a verla la Sra. Tomoe Tsurugi permaneció sentada en su sillón sosteniendo su bastón entre las manos, antes de que su hija saliera de la habitación la nombró.
[...]
Faltaba media hora para las dos de la tarde, la hora en la que se citaron Kagami y Adrien frente a la catedral de Notre Dame, la feria estaba a escasos 20 minutos en autobús así que podrían ir y volver sin problema alguno, el día era soleado, no había trazos de nubes, todo pintaba para ser perfecto. Se alistó utilizando su uniforme habitual de camisa negra, saco blanco, falda a cuadros rojos y corbata de igual color.
– Madre, volveré más tarde.
Sin siquiera voltear a verla la Sra. Tomoe Tsurugi permaneció sentada en su sillón sosteniendo su bastón entre las manos, antes de que su hija saliera de la habitación la nombró.
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