Luego de aquella sugerencia Ryuko desvió la mirada del camino, parecía conocerla bien aunque ella desconocía su identidad, la invitación no le venía nada mal pues prefería tener compañía antes que volver a encerrarse a su casa esperando la llegada de su mamá así que asintió y le dedicó una sonrisa cómplice.
–Si tu no le dices a Ladybug... yo tampoco...
Al detenerse y depositar un beso en el dorso de la mano Ryuko se ruborizó ligeramente, cuando la soltó ella se inclinó ligeramente en una reverencia en señal de agradecimiento.