por Ka Koubun— Pero... Pero no podría ir sola, tendría que ir con nosotros alguien, tal vez...—meditó, la mente no se le espabilaba del todo aún y rondando por las opciones, una a una se volvía menos probable y favorecedora; al menos hasta un minuto después— ¡Mi primo Hakuryuu! Él desde hace un tiempo quiere conocerlo, Sinbad sama, es la ocasión perfecta, claro... Si a usted le parece que sea así, y-yo...—trastabilló por su repentino golpe de emoción, no pretendía imponerse en algo así.
Estaba tan ensimismada en la idea de salir, de aventurarse y vivir cosas totalmente nuevas al lado del mismísimo Rey de Sindria, que siquiera pudo preveer el tirón a su mano hasta que éste le hizo dar de frente con el pecho del Rey, enrojeciendo súbita e intensamente sus mejillas casi hasta el ardor. — S-Sinbad sama...—susceptible a su cercanía, sus ojos vacilaron por un momento, cerrándolos con fuerza hasta volver a verle y asentir un par de veces con rapidez— ¡Si quiero! Quiero hacer todas esas cosas nuevas con usted, aprender de alguien como usted y ver nuevos mundos.—nada le haría sentir más júbilo que sentirse útil, sentir que podía hacer algo más que ser la octava princesa de Kou... Pero justo por ese título, estaban sus obligaciones reales, y más que eso, los principio para los que había sido instruida tan arduamente...
— ¡Así es!, un viaje a tierras lejanas en donde tu yo podremos utilizar nuestros Djinns para salir del peligro y descubrir nuevos mundos —
Tomó la mano de la menor y le jaló hacía él, permitiendole caer sobre su pecho mientras le dedico una coqueta mirada junto con esa sonrisilla un tanto picara.
— ¿Un viaje? —repitió casi para si misma, reaccionando al ver esa mano frente a si. A sus ojos ese simple gesto era bastante significativo y por ello, llevó su mano a la ajena para sujetarle apenas con delicadeza y nervios— Un viaje con Sinbad sama...—susurró con un brillo especial en sus ojos ilusionados— ¡C-Claro que me gustaría!
