oh si hace casi 5 años, y ahora soy El Diablo, en ese entonces no recuerdo quien era pero bueno, bienvenida de nuevo aeste lugar, que aveces es un paraiso de risas y aveces un infierno de dramas xD
[code]De acuerdo. -El albino se acerco a uno de los muebles en donde ahí se encontraba una jarra de agua, sirvió en uno de los vasos que se encontraban a lado y así ofrecerle a la menor.- Aquí tiene Hime. [/code]
Los matices naranjas cubren la infinidad del cielo como indiscutida señal de la agonía solar que es condición sine qua non de la oscura noche cada vez más próxima a llegar. Las bandadas de aves se desvanecen en el horizonte y el silencio paulatinamente impera en cada rincón salvo por los naturales ajetreos provenientes de las relaciones cotidianas de las personas que habitan en la urbe. Entre la multiplicidad de edificios, uno destaca en particular por ser notoriamente más grande y tener un diseño arquitectónico estilo oriental único: el cuartel general del nuevo Imperio Kou, vivienda por excelencia de la realeza.
Entre la innumerable cantidad de habitaciones, una en el piso superior destaca por ser el recinto principal de quien fuese conocido por muchos como la cabeza sobresaliente de Kou. Sentado frente a su escritorio se halla el supremo líder, Kouen Ren, quien se dedica por entonces a revisar una serie de manuscritos relacionados a la magia, los calabozos y el antiguo reino del cual derivan los primeros: Alma Toran. Una mirada fría e inexpresiva observa página tras página de cada documento, analizándolos con el ágil detenimiento que adquirió con el transcurrir de los años. Pronto su intelectual actividad se vio interrumpida por uno de sus capitanes, quien irrumpe en la habitación para reportar el importante suceso que habría de acaecer.
¡Kouen-Sama! Tengo importantes noticias para usted ¿Qué sucede?–Responde con su voz tenue y seria— Verá, nuestro ejército de avanzada logró detectar un carruaje que se dirige hacia acá. Tal parece ser que se trata de la señorita Kougyoku ¿Qué dices? ¿Kougyoku? -Responde con cierta incredulidad, pues semejante visita le había tomado por sorpresa- Eso ciertamente es algo inesperado. Háganla seguir, iré enseguida a su encuentro.
No dijo más y aquél sujeto solo asiente su cabeza antes de retirarse. Abandonó su escritorio repleto de documentos para dirigirse al perchero, tomar de ahí su capa y, una vez puesta, salir de su habitación. ¿Qué podría buscar su hermana tan intempestivamente? ¿Podría ser que algo malo sucedió? Solo hay manera de hallar la respuesta.
[code]No es nada Hime. -Menciono para así ofrecerle asiento.- ¿Desea algo de beber?. Sin no se encuentra en estos momento así que si desea puede esperar aquí mientras llega a menos que desee regresar después. [/code]
SW-User
Silencio es todo lo que rige en aquella tarde donde la luz solar agoniza y sus rayos apenas consiguen brindar una tenue iluminación a la bahía de Osaka, lugar de llegada para una armada de buques transportando altas personalidades del mundo vampírico. De entre todos los seres que habían descendido, destaca en particular la presencia de Urd Geales, regente indiscutible de Rusia, quien había optado por resolver el asunto con sus propias manos. Y es que no hace mucho Sanguinem, capital subterránea de los vampiros en Japón, fue objeto de un devastador ataque por parte del Ejército Imperial Demoniaco Japonés, la mayor resistencia humana en la actualidad.
Vistiendo una holgada gabardina marrón, chaleco azabache sobre una blanquecina camisa, pantalón negro y guantes de igual color, aquel sujeto de rubia cabellera mira con desdén el panorama a lo lejos, sin poder comprender aun cómo pudo suceder aquello. Lo que sin duda tiene claro es que las acciones deben ser inmediatas e implacables, motivo más que suficiente para contar con su presencia en el lugar de los hechos.
[Esos humanos... realmente han superado todas las expectativas] -Fue lo primero en cuestionarse dentro de sus pensamientos. Sus pasos calmos pero sin pausa lo llevan a recorrer la costa, presenciando desde ahí el desolador horizonte dominado por las ruinas y las flamas, despojos de un fiero combate con resultados nada agradables para el segundo progenitor.
